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Julie-Ann Lyons,

de 17 años, no va a querer oír hablar de tómbolas en el futuro porque la última vez que jugó una rifa perdió su empleo. La muchacha trabajaba en una tapicería de Liverpool obligada a reducir su plantilla a causa de la crisis económica y en la que sus dueños concibieron la idea de rifar el despido entre todos los empleados para evitar susceptibilidades. Colocaron en el clásico sombrero las papeletas con los nombres de los empleados y una mano inocente extrajo la desafortunada papeleta para Julie-Ann. El procedimiento ha sorprendido al sindicato al que pertenece la despedida, que llevará el caso a los tribunales.

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