TVE y las carreras de caballos

Hasta hace bien poco los aficionados a las carreras de caballos en España eran los hombres y mujeres que menos turismo hacían cuando salían del país. Las catedrales, los museos e incluso los espectáculos quedaban relegados a un segundo plano. Lo habitual cuando algún seguidor de este deporte viajaba por motivos profesionales o personales a Francia o al Reino Unido era que pasase horas y horas en la habitación del hotel frente al televisor devorando los programas que sobre el mundo del caballo hacen Leon Zitron, en Francia, o lord Oaksy, en el Reino Unido. Zitron y Oaksy son dos de los presentadores más famosos de sus respectivos países, algo así como lo es Pepe Navarro en la televisión española, sólo que aquéllos, además de ser populares por su carácter de showmen, son admirados por la precisión de sus pronósticos sobre las carreras.En Francia, las carreras de caballos son la segunda industria que más dinero da al país. Tan importantes son las recaudaciones que se obtienen en la tiercé que los expertos en economía afirman que, de desaparecer esta apuesta, la declaración de la renta de todos los franceses subiría varios puntos. En el Reino Unido la afición al hipódromo es también muy importante, tanto que incluso llega a desplazar al fútbol. Pero de lo que no hay duda es de que en estos dos países la popularidad de las carreras se debe a la televisión.

Los directivos de la Sociedad de Fomento, organismo rector de las carreras de caballos en España, gracias al acuerdo firmado con Televisión Española, que se llevará el 10% de las recaudaciones de la quiniela hípica, tratan de acercar este deporte a todos los españoles. El programa Al galope, que se emite los viernes por la primera cadena, y las transmisiones en directo que se incluyen los domingos dentro de Tiempo y marca tratan de mostrar a todos lo que es un caballo, a la vez que enseñan a jugar la quiniela hípica.

Una realidad

En tan sólo dos semanas los directivos del hipódromo han comprobado que el fenómeno de la televisión es una realidad. Las recaudaciones de la quiniela han aumentado casi el doble, con la consiguiente alegría de José María Calviño, que ve cómo las arcas de su casa aumentan. La calidad de los programas es otra cosa. Las transmisiones de los domingos son técnicamente bastante buenas, ya que tienen el respaldo de Francisco Sastre, un realizador con bastante experiencia en el hipódromo, y que fue uno de los pioneros en este tipo de emisiones. Los contenidos de los programas son algo pobres. Quince minutos se dedican a un reportaje y los restantes a dar unos pronósticos sobre las carreras del domingo siguiente, a la vez que se hace una quiniela hípica.La labor de Daniel Vindel y de Marisa Abad es aceptable, sobretodo si se tiene en cuenta que el primero lleva mucho tiempo alejado del hipódromo y que la segunda ha declarado no haber ido nunca. El director, Octaviano Griñán, es, por el contrario, un técnico en este deporte, que debería intentar con sus guiones no sólo captar la atención de los aficionados a las carreras sino también la de los que no Io son. Algo así como hacía Mariví Romero con los toros.