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La huelga de celo de los trabajadores del Metro afectó a 8 de las 10 líneas y bloqueó el tráfico de la ciudad en horas punta

La huelga de celo de los empleados del Metro de Madrid, iniciada ayer, afectó a 8 de las 10 líneas del ferrocarril y ocasionó fuertes aglomeraciones de público en los andenes, así como el desvío de usuarios hacia otros medios de transporte. Este hecho repercutió en el tráfico rodado de la ciudad, que en algunos momentos de la mañana y la tarde, coincidiendo con el comienzo y el término de la jornada laboral, quedó bloqueado en muchos puntos.

La Compañía Metropolitano de Madrid, SA, sufrió a causa de la huelga una disminución de 500.000 viajeros, lo que se tradujo en unas pérdidas económicas en torno a los 20 millones de pesetas (sobre una recaudación media habitual de entre 30 y 35 millones). El motivo de la huelga, que se repite hoy, es la exigencia por los trabajadores de que se acelere "la implantación de nuevas medidas tecnológicas y de seguridad, así como una serie de contrapartidas por la desaparición de 137 puestos de conductores, al dejar con uno solo cada tren por la aplicación de las nuevas técnicas".La empresa, por su parte, se mantiene a la espera de lo que dictamine al respecto la Delegación Provincial de Trabajo, aunque considera ilegal la huelga y ha abierto 114 expedientes a conductores de trenes por devolverlos a talleres "sin motivo".

El primer balance de la huelga establecido a las 10.45 horas de ayer, fue el siguiente: las líneas 1 (Portazgo-Plaza de Castilla) y 4 (Argüelles-Esperanza) se encontraban paralizadas. Normalmente circulan en ellas 22 y 14 trenes, respectivamente. La línea 2 (Cuatro Caminos-Ventas) tenía paralizados 10 de sus 14 trenes; la línea 3 (Moncloa-Legazpi), paralizados 9 de sus 13 trenes; la línea 5 (Carabanchel-Canillejas), paralizados 7 de sus 22 trenes; la línea 6 (Campamento-Cuatro Caminos), paralizados 5 de sus 17 trenes; la línea 7 (Avenida de América-Las Musas), paralizado 1 de sus 7 trenes; la línea 9A (Sainz de Baranda-Pavones), paralizado 1 de sus 3 trenes; la línea 9B (Herrera Oria-Avenida de América), paralizado 1 de sus 5 trenes. En cuanto a las líneas 8 (Fuencarral- Nuevos Ministerios) y 10 (Aluche-Alonso Martínez), funcionaron todos sus trenes, 3 y 9, respectivamente.

El comité de empresa, por otra parte, se encuentra dividido en cuanto a la huelga de celo. UGT (ocho miembros en el comité), se opone a la medida de presión, que defiende CC OO (17 representantes). UGT ha explicado que "es ilógico e irracional que el comité de empresa invoque una huelga de celo sin esperar la resolución que dicte la Dirección Provincial de Trabajo".

Reducción de conductores

El conflicto se resume en lo siguiente: actualmente todos los trenes, antiguos o nuevos, van guiados por dos conductores. En las líneas antiguas el viaje de ida lo hace uno, mientras el otro se ocupa de abrir y cerrar las puertas, y en el viaje de vuelta se invierten las funciones. En las líneas nuevas, regidas por nuevos sistemas tecnológicos, la conducción y la apertura y cierre de puertas las hace el mismo conductor. La generalización del criterio originaría la desapar ición de 137 puestos de conductores.

Según explica Miguel Vázquez, portavoz del comité, "los trabajadores pretendemos que se acelere la aplicación de los nuevos sistemas tecnológicos de control y seguridad y que la empresa vuelva a negociar contrapartidas por la implantación del agente único en los trenes". Según la oficina de prensa de la empresa, el tema está ya en manos de la Delegación Provincial de Trabajo".

En cuanto a la huelga de celo, la dirección de la compañía considera que "es ilícita y abusiva" y en este sentido dirigió una circular a los empleados, al mediodía, con la advertencia de que se abrirían expedientes para imponer sanciones.

En las negociaciones mantenidas entre la dirección de la Compañía Metropolitano y el comité de empresa se llegó al acuerdo de que los citados 137 trabajadores no serían despedidos, sino reciclados. La oferta, sin embargo, fue rechazada por una asamblea de conductores, y con posterioridad la dirección del Metro llevó el tema a la Delegación Provincial de Trabajo.

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