_
_
_
_
_

En busca de la ocasion perdida

La hístoria de Bernal, el chatarrero de Endesa, es la más patética de las muchas que este año se han contado una y otra vez acerca de quienes tuvieron la suerte entre las manos y la dejaron escapar. Bernal llegó a la administración de Lotería en el último momento, dispuesto a gastar 100.000 pesetas en el sorteo del Niño. Hortensia Valero, la lotera, le oFreció el número 49.612, pero sólo quedaban ya décimos por valor de 80.000 pesetas. Bernal lo rechazó. "Darne otro, quiero 1:100.000. Si me toca, que me toqUe de verdad", dijo. Acababa de perder 800 millones.Peor lo ha pasado aquel caballero, cuyo nombre se mantiene en pudoroso anonimato, que al ir a pagar en la casa de citas en la que había pasado una velada, descubrió con horror que no llevaba la cartera y pagó con los dos décimos del gordo que acababa de comprar.Pero si Bernal y el caballero dejaron escapar semejante oportunidad, los loteros la dejaron escapar no una, sino cinco veces. La primera, cuando uno de ellos vendió a un amigo de un pueblo vecino los dos décimos que se había guardado porque era, como él, seguidor del Barça, "y a un culé yo no le niego nada". La segunda, cuando cambió el número de la peña La Parra, a la que él pertenece, porque el número era correlativo del que jugaba el cura de Alloza. La tercera ocasión se perdió cuando el hijo menor de la lotera decidió devolver a la madre el décimo que le había pispado, cuando cayó en la cuenta de que si tocaba, su madre se iba a enterar. La cuarta ocasión se presentó el último día, cuando el hijo mayor propuso quedarse con una parte de aquellas 80.000 pesetas que iban a devolver a Hacienda. Y la última, la más dramática, ocurrió cuando ya se sabía que había caído el gordo y la lotera descubrió debajo del mostrador varios décimos extraviados. Eran de todos los números, menos del 49.612.

Pero los loteros ya están acostumbrados y, al fin y al cabo, tampoco les ha ido tan mal. Este año han vendido más lotería que nunca. Han agotado el cupo de 35 millones que tenían y han vendido otros tantos de otras administraciones de todo Aragón. Andorra vive estos días inmersa en la fiebre de la lotería. El promedio gastado ronda las 50.000 pesetas por familia. Todo el mundo ha jugado. Los que ya ganaron, para no hacerle unfeo a la suerte, y los que no, para tentarla de nuevo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_