GENTE
Ronald Reagan,
Presidente de los Estados Unidos, deja notas de amor a su esposa en el plato del desayuno, se levanta despacio las noches de crisis para no despertarla y siente tener que llevar un chaleco antibalas, porque le hace parecer más gordo y eso hiere su coquetería. Reagan ha hecho semejantes confidencias al semanario People Magazine, junto a otras sobre lo cerca que presiente el fin del mundo, con el que, al parecer, sueña bastante a menudo.
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