La selección de Malta no pudo entrenar ayer en Sevilla
La selección de Malta no pudo entrenarse en su primer día de estancia en Sevilla. Los directivos de la Federación Española les enviaron primero a un campo tan encharcado que esa impracticable; después a otro en mejores codiciones pero en el que no se les facilitó la iluminación; finalmente se trasladaron al propio terreno de juego del Betis, en el que tampoco se les encendieron los focos. Tras hora y media de perdida de tiempo los malteses tuvieron que regresar al hotel sin entrenarse. A última hora enviaron un télex de protesta a la UEFA de la que solicitaron la presencia de algún delegado para hoy mismo.Los malteses llegaron ayer a Sevilla mirando a su alrededor con recelo. Sus jugadores trataban de ocultar su condición de tales como algo vergonzante e intentaban en el aeropuerto mezclarse con el resto de la gente para no ser reconocidos. Ginés López Cirera, presidente de la Federación Andaluza, recibió a los malteses en el aeropuerto y destinó a uno de los directivos de la misma, Rodríguez Alvariño, a su custodia.
El presidente de la andaluza, que había sido citado como administrador de los fondos destinados a alegrar la estancia de los malteses en Sevilla y, de paso, a disminuir su capacidad de resistencia ante la selección española, negaba ayer vigorosamente que haya existido el "plan ultrasecreto". Para Ginés López Cirera sé ha confundido una festival taurino organizado por la SER el pasado sábado, suspendido por la lluvia, y al que iban a acudix los seleccionados españoles, con una presunta capea a organizar por él para darles marcha a los malteses.
En cualquier caso, la verdad es que los jugadores malteses parecían, en el aeropuerto de Sevilla, paracaidistas arrojados sobre un país enemigo; trataban de pasar inadvertidos, mezclados entre el resto de los pasajeros del avión. El portero Bonello, el hombre al que hay que marcar 11 goles, se ocultaba y era ocultado más que'ninguno. Los malteses lo máraban todo con recelo. Se sentían enemigos potenciales de una guerra entre España y Holanda que no va con ellos. A ellos les hicieron jugar en Aquisgrán un partido que tenía que haberse jugado en Malta, pero eso no es por su culpa. A ellos España sólo les ganó por un sólo gol de diferencia en Malta y eso no es su culpa. España va a quedar fuera de la competición si no les gana por la desorbitada diferencia de 11 goles y eso no es su culpa. "Yo soy un deportista sano", comentó en italiano uno de los jugadores, al ser preguntado por su grado de debilidad ante determinadas tentaciones.
El delegado de la expedición y su entrenador eran los más recelosos de todos. Ellos quieren poner disciplina, pero al fin y al cabo, pensarán, la carne es débil, y más aún la carne joven de estos deportistas. Han recibido instrucciones de las Jerarqwas de su país de evitar una posible farra colectiva que sería un desprestigio para el deporte maltés, y así trataban de llevar lo más en secreto posible sus planes de trabajo. No hubo conferencia de prensa del entrenador en el aeropuerto, como suele ser en estos casos. Tampoco la hubo a las cinco de la tarde, hora taurina a la que convocó a los informadores para no darles más información que la de que iba a haber entrenamiento a última hora de la tarde en la pomposamente llamada Ciudad Deportiva del Betis, en realidad un par de campos abiertos y de tierra pelada. Los hechos ocurridos a la hora de entrenar confirmaron plenamente sus recelos.
España, entre tanto, esperaba en Alcalá de Guadaira, tediosa. El entrenamiento del domingo salió mal por la lluvia, porque sólo le ganaron por tres a un combinado de tercera y juveniles, porque se lesionó Gallego, porque faltaron los vascos, por todo. Llegó Víctor y ahora la duda es si la baja de Gallego será cubierta por él o por Güerri; en cualquier caso, es cambiar un taco de billar por un bate de béisbol. El equipo que se perfila es éste: Buyo, Goikoetxea, Maceda, Camacho; Señor, Güerri o Víctor, Gordillo; Carrasco, Santillana, Sarabia y Rincón.
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