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Decimosexta jornada de Liga de Primera División

El Real Madrid endosó dos negativos al Valladolid

García Traid regaló medio partido al Madrid. El preparador local, obsesionado por frenar a los blancos, se olvidó de que cuenta con dos de los mejores delanteros de la Liga, montó una táctica medrosa y conservadora con seis hombres en el centro del campo, dos marcadores, un libre y sólo Yañez como auténtico hombre punta.Confiaba el técnico local en que se repitiera lo del día del Barcelona, cuando dos contragolpes del chileno dieron la victoria a su equipo. Pero toda su estrategia, montada tras tremendas dudas y después de concentrar a toda la plantilla, se vino abajo en el minuto 13, cuando Sanchís, en una jugada magistral de Ricardo Gallego, adelantó al Real Madrid.

Di Stéfano estuvo a punto de devolverle el favor a su colega, porque a partir de ese instante sus hombres se replegaron incimprensiblemente, pese a que tenían al Valladolid a su merced y desinflado. El Madrid no aprovechó, y con el paso de los minutos los locales se animaron y comenzaron a poner a prueba a un Miguel Ángel segurísimo, que a los 40 minutos realizó, tras cabezazo de Da Silva, una de las mejores paradas que se recuerdan en Zorrilla.

Durante los primeros minutos de la segunda mitad peligró la ventaja de un Madrid demasiado conservador y preocupado de los marcajes. García Traid colocó tres puntas al sustituir a un defensa por Fortes, pero poco después se lesionó Yañez, y Guruceta, en su único error, expulsó a Moré, uno de los escasos jugadores vallisoletanos con ideas claras. Allí se acabó el partido, porque dos minutos después Gallego marcó el segundo tanto blanco.

El Madrid jugó ya más relajado y pudo aumentar su ventaja. en contraataques que pillaban demasiado abierto a un Valladolíd volcado al ataque pero incapaz de crear peligros serios. El Madrid jugó lo justo y sin arriesgar casi nada, se llevó dos puntos en un partido que tuvo en franquicia desde el principio pero que se le pudo complicar por el agarrotamiento de sus hombres por su escasez de ambiciones y por no lanzarse al ataque cuando tenía dominado al Valladolid.

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