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Repercusiones del accidente de Barajas

Los trabajos de reconocimiento de los 93 muertos comenzaron ayer en el aeropuerto

Los trabajos de identificación de las 93 víctimas mortales del accidente del aeropuerto de Barajas comenzaron a las once de la mañana de ayer, a cargo de los mismos 34 funcionarios del Gabinete Central de Identificación, organismo dependiente de la Comisaría General de Policía Judicial. Los funcionarios todavía se ocupan en conocer la Identidad de las aproximadamente 40 personas muertas que restan del siniestro del avión de Avianca ocurrido en Mejorada del Campo, el domingo 27 de noviembre.

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Las víctimas están depositadas en una de las cocheras del servicio contra incendios del aeropuerto, a la que está prohibido terminantemente al paso a cualquier persona que no vaya acompañada por algún funcionario. Las autoridades dieron aviso a los familiares de las víctimas para que, también a las once de la mañana de ayer, se concentraran en la sala de autoridades del aeropuerto. Los objetos personales, tales como hebillas, relojes, anillos, cadenas, trozos de ropa, recogidos en el lugar del accidente o de entre los restos de los cuerpos, están depositados en la sala 2 del aeropuerto, dentro de bolsas de plástico.A partir de la hora indicada, unas 100 personas se congregaban en la sala de autoridades. De cuando en cuando, un miembro del personal del aeropuerto, que se comunicaba con los funcionarios de identificación por un aparato emiso-receptor, avisaba en voz alta a los miembros de una determinada familia que se preparasen para acudir a la sala 2 del aeropuerto. Allí, los familiares observaban cualquier objeto que sospechaban pudiera corresponder a uno de los fallecidos. Una vez reconocido el objeto, los familiares pasaban al hangar donde se encuentran los restos de las víctimas. Si la identificación se realizaba sin lugar a dudas, el próximo paso era la orden del juez de levantamiento del cadáver, y después los trámites para la devolución del cuerpo a su familia y disponer su entierro.

Uno de los primeros cuerpos que pudo ser identificado fue el de la azafata de Iberia María Carmen Santos Gómez-Acebo, de quien en un principio corrieron rumores de que podría estar con vida y hospitalizada en La Paz. Ayer, a primera hora de la tarde, su esposo reconoció dos cadenas y un reloj. A continuación pasó al hangar, y allí comprobó que uno de los cuerpos era el de su mujer, magullado y con quemaduras múltiples.

Los pasos seguidos en el proceso de identificación son los aprobados en 1968 por la asamblea general de la CIPC-Interpol. Los cuerpos que resten sin ser identificados serán enterrados -aún no se conoce el día exacto- previa realización de una reseña necrodactilar y la extracción de los maxilares, datos que serán remitidos por la Interpol a todos los países en los que sea factible conseguir algún tipo de comprobación.

Ayer comenzaron a llegar a Madrid familiares de las víctimas. Un grupo de unos 50 japoneses, acompañados por representantes de Iberia, salieron en la noche del miércoles de Tokio, vía Frankfurt y luego Madrid. Su llegada está prevista para el mediodía de hoy. También hoy está prevista la salida para Japón de los seis súbditos de este país que sobrevivieron al accidente, y que se encuentran ya en buen estado físico, aunque la tensión emocional aconsejó que descansaran durante todo un día en un hotel.

Quejas en el funeral

Una mujer de edad mediana, cuyo hermano murió en el accidente de aviación del miércoles, se quejaba ayer amargamente, a la salida del funeral que se celebró en memoria de las víctimas, por la poca consideración mostrada por las autoridades ante los familiares de aquéllas. Los familiares se habían concentrado ante las puertas de la capilla desde primeras horas de la mañana, pero fueron retenidos por miembros de la policía nacional y se les impidió el paso a la capilla hasta que llegaron los nueve ministros y otras personalidades, civiles y militares, que ocuparon las primeras filas de bancos.El funeral comenzó a las diez de la mañana, y fue oficiado por el arzobispo de Madrid, monseñor Suquía. Asistieron alrededor de 500 personas, que desbordaron la capacidad de la capilla, por lo que fue preciso instalar un servicio de megafonía para que pudieran seguir la misa las personas que se quedaron fuera.

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