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Reportaje:

Diplomáticos en Moscú dicen haber visto a Andropov de camino hacia el Kremlin

Clara Valenziano, 59 años, periodista del diario italiano La Repubblica, es una de las supervivientes del Boeing 727 de Iberia accidentado ayer en Barajas. Se encontraba en España haciendo unos reportajes para su periódico y volvía a Roma cuando sucedió la tragedia. "Bajé del avión sin dificultad", dijo a EL PAÍS una vez intemada en La Paz. "La panza del aparato estaba apoyada directamente en el suelo, pero no pude salir por ese lado porque me encontré con una barrera de fuego. Ví a otro viajero -El Hassan Abussare, quien luego coincidiría con ella en el hospital- que lloraba y preguntaba por su hermano. El morro del aparato estaba algo levantado y vi que al otro lado había fuego, por lo que pasé por debajo, y ya con otras personas nos separamos del avión". Clara Valenziano tiene escayolado el brazo derecho y leves quemaduras en las manos y en la cara. Esta crónica, que ha sido cedida a este periódico por el diario La Repubblica, la envió Valenziano a Roma a media tarde de ayer desde el hotel madrileño en el que está alojada. "Ahora sólo quiero dormir", dijo minutos después.

Diplomáticos occidentales residentes en Moscú afirman haber visto recientemente al máximo dirigente soviético, Yuri Andropov, en el interior de un coche oficial que se dirigía al Kremlin conducido por un chófer, según han informado funcionarios estadounidenses en Washington. Andropov no ha aparecido en ningún acto oficial público desde mediados de agosto, cuando se entrevistó con un grupo de políticos norteamericanos.El coche oficial y la escolta de seguridad de Andropov fueron observados por primera vez a mediados de la semana pasada, cuando penetraban en el recinto amurallado del Kremlin, señalaron las fuentes.

El lunes y el martes de esta semana los diplomáticos observaron de nuevo el cortejo cuando se dirigía al Krelim por la mañana (desde el apartamento de Andropov hasta la puerta de Boroviski) y regresaba bien entrada la tarde. Las fuentes creyeron incluso identificar a Andropov cuando éste se encontraba en el Kemlin.

La reaparición de Andropov se ha interpretado en EE UU como una prueba de que el dirigente soviético está suficientemente recuperado para atender la reunión del Comité Central del Partido Comunista que se celebrará el próximo día 26 y la reunión del Soviet Supremo, que comienza el próximo 28 de diciembre.

Hoy ha sido un día de mucha niebla aquí. Hemos partido puntualísimos, a las 9.30 estaba ya en el avión. Habían hecho todo el show, diciendo: 'Según las normas internacionales de aviación civil les rogamos...'; 'este avión dispone de equis puertas, tres a la izquierda y otras tantas a la derecha...'. Entretanto, los motores comienzan a rugir, se inicia la carrera para el despegue y yo me vuelvo hacia la ventana, observando y haciéndome a mí misma esta observación: 'mira, porque se tiene mentalidad científica, y se sabe que esto debe correr; yo, con mi coche y con esta niebla, ya iba a tener el valor de acelerar como están haciendo éstos'.En este momento, mientras aceleraban, de improviso, se sintió un golpe. Claramente he comprendido que habíamos chocado contra alguna cosa. Después, súbitamente, me he encontrado no en la parte delantera (estaba sentada bastante adelante del avión), sino casi en medio. Creo que muy adelante. Estaba en clase turista, en la fila de fumadores, detalle éste a tener en cuenta. Según un amigo mío, me ha salvado el hecho de ser fumadora. Lo he visto venir hacía mí y no veía nada más.

-Perdona, una pregunta: cuando se ha producido el choque ¿habíais despegado un poco?

-Para mí que estábamos todavía en tierra, y si habían despegado, era poco, unos metros, no más. Porque después el avión ha disminuido la velocidad de tal manera que he pensado que los pilotos estaban todos muertos. Porque esta cosa venía de la cabina y si esto había frenado era alguno que estaba frenando en medio del fuego. Sin embargo, después estaban todos vivos. De nueve tripulantes, ocho han salido ilesos. Sólo una azafata, la que estaba en la cola del avión ha resultado herida.

-¿Has visto a personas quemadas alrededor tuyo?

-He salido por el otro lado y he comenzado a caminar. He visto sólo dos sombras lejanas y he intentado unirme a ellas porque existía el riesgo de que explotase el avión. Durante un rato hemos estado. los tres solos. No había nadie más que saliera del avión. Después, creo que de la cola del avión han llegado otras personas, entre ellas dos italianos, uno que gritaba porque no venían los socorros. Porque ahí esta la cosa. Durante bastante rato nadie ha venido.

De verdad, si hubiese sido posible meter las mangeras rapidamente creo que se habría salvado más gente. Sin embargo, transcurrieron tantos minutos, tantísimos... Porque despues he sabido que los bomberos no lograban ver en la niebla y no atinaban a saber dónde estábamos. Después llegaron otros supervivientes, poquísimos. Hemos comprendido que éramos los unicos supervivientes, que no había ninguno más.

Sin tiempo para el pánico

No veíamos ni la sombra del otro avion... Por la televisión es, como he sabido que habíamos chocado con otro avion. Y debo decir que cuando nos alejamos de allí nos hemos dicho algo, no sé, y había una chica hebrea que me ha dicho: ¿Tú has visto a los demás? ¿Y tú? Yo no he visto a ninguno.Y entonces me he franqueado un poco porque esto era lo que me tenía un poco sorprendída, que en realidad he estado muy fría y no he tenido tiempo para el pánico. He pensado sobre todo en lo que había que hacer para buscar la salida, y creo que así ha sido en el caso de todos los que se han salvado. Que nadie ha visto nada de los otros porque los otros estaban reunidos allá, en el fondo. Había un gran numero de japoneses.

Hemos estado durante mucho tiempo allí, afuera, con la gente que llegaba, se desesperaba, alguno se sentía enfermo. Despues, finalmente, ha Regado un camión, propiamente un camion, sin ni siquiera asientos en su interior. Nos hemos montado en él, tirados en el suelo, y por este sistema hemos ido al hospital. En el camión iban una chica italiana y otra venezolana, las dos con una fuerte conmoción. La italiana creo que es la que ahora duerme en este mismo hotel.

En el camion íbamos cinco o seis japoneses, la venezolana, la chica italiana, yo, un árabe y un par de personas más. Después han llegado las verdaderas ambulancias mientras nosotros permanecíamos sobre el camión. Después se ha producido una gran confusión, incluso porque el hospital al que nos han llevado (en otro sitio me han dicho que el hospital en donde murió Franco) esperaban muchos heridos y, sin embargo, heridos no han llegado.

-¿Quieres decir que todos han muerto?

-Si, porque del otro avion, si he comprendido bien, han muerto todos.

La dimensión de la tragedia la he tenido cuando, al descender del avion, he visto que éramos tan pocos, de los 84 que íbamos en el avión. Entonces he comprendido que era una gran desgracia, que estaba sucediendo una cosa gravísima.

El grupo de japoneses

Me ha disgustado mucho lo que he visto en televisión. He pensado en esos japoneses a quienes vi entrar en el avíon y miré uno por uno porque constituían un extraño grupo. Muchos parecían viejos jubilados. Para comprenderme, viejos pensionistas que viajaban en época baja. Por eso los he mirado detenidamente, para comprender cómo eran. Después chicos y chicas guapísimos, bien nutridos, muy simpaticos, delicados. Y fíjate, cuando he visto la televisión he pensado en todos ellos, en las bellas caras de aquellos jovenes que ahora estaban cubiertos con mantas. Mientras estaban con vida eran bellos, ahora estaban allí. El grupo de jóvenes se fue hacia el fondo del avión, hacia la trampa. Yo estaba contenta de que no se sentaran en mi zonas porque eran muchos. Y pensaba: estupendo, estupendo, idos todos para allá. En estas cosas he pensado, estos pensamientos, incluso un poco de broma, y un tanto egoístas, los tiene uno dentro. Y cuando ocurre una cosa como estas son tremendos.A mi han enyesado todo el brazo aunque sólo tengo mal la mano. Me he golpeado la cara contra el asiento delantero cuando el choque. Sangraba pero no me daba cuenta. Creía perder sangre de la nariz y sin embargo tenía la cara toda picoteada de pequeñas heridas que me he hecho empujando, pero nada grave.

Yo estoy bien. No tengo nada grave. Una serie de pequeñas heridas en la cara. De ánimos es otra cosa. Estaba mejor esta mañana. Creía que me había ocurrido una de esas cosas que suceden en la vida. Ahora la cuestión es que tengo que seguir en este hotel, porque quiero volver, pero volver cuando no haya más niebla, pues éste es un lugar peligroso. Primero nos han llevado al hospital y allí nos han atendido. Me han taponado la nariz, enyesada la mano. Sólo estoy un poco magullada.

Esta tarde estoy peor porque me ha llamado mi hijo desde Nueva York y ha roto a llorar al saber lo que me ha sucedido. El hecho de sentirle llorando me ha hecho mucha impresión. Esto y todo lo que yo he visto, cómo ha sucedido, lo he visto en mi habitación del hotel, por televisión... Esto es, gente... gente que, qué pena. Yo he sido afortunada, prácticamente no tengo nada.

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