Las pérdidas como nota característica
Pobres resultados los que ofrecieron ayer los mercados de valores españoles, en unas sesiones en las que las pérdidas se constituían en la nota característica del comportamiento de casi todos los valores que se negociaban, y donde los compradores brillaron aun más por su ausencia de lo que había venido resultando habitual en las últimas jornadas.Bancos y eléctricas continúan sin levantar cabeza, especialmente por falta de órdenes de compra. Estos dos grupos considerados como locomotoras de la bolsa no son capaces de reencontrarse con los inversores y ofrecer espectáculos más atractivos que las desproporciones entre vendedores y compradores que ayer se podía observar.
Concretamente, los siete grandes bancos ofrecían en el mercado madrileño casi 180.000 títulos a la venta como saldo genérico. De ellos, únicamente Santander y Vizcaya eran capaces de ofrecer diferencias compradoras. El primero mejoraba dos puntos y ofrecía un saldo comprador de 4.372, el segundo, con una ganancia de tres enteros, mantenía demanda, según el mecanismo de caja, para 5.843 acciones una vez concluido su correspondiente corro.
Con todo, la atención de los asistentes habituales a las reuniones se centró ayer en mayor medida en el grupo eléctrico, donde los síntomas de pesadez continúan preocupando a propios y extraños. Las discretas mejoras de Iberduero y Unión Eléctrica no fueron capaces de romper la monotonía de un panorama sombrío, que lleva extendiéndose ya varias reuniones, y que afecta a la práctica totalidad de los valores de este grupo. Como nota curiosa se puede destacar que Eléctricas Reunidas de Zaragoza, a pesar de tener su ampliación de capital anunciada, no ha podido hacer cambio por falta absolutamente total de títulos puestos a la venta. Quizás será uno de los pocos casos del mercado.
Otro corro que era esperado por los operadores era el de El Águila. Tras la momentánea suspensión de su cotización el pasado martes, en el mercado madrileño, y los pintorescos términos de la neta explicatoria de la propia sociedad, los inversores se vieron ayer acometidos por una especie de pánico colectivo y el cambio de esta compañía perdía siete enteros en la bolsa madrileña, cerrando al 138% con bastante papel.
Aparentemente, los inversores, y en especial los institucionales, continúan esperando la apertura de los procesos ampliatorios ara definir sus posturas con claridad. Mientras, prefieren no hacer apuestas con los valores de renta variable en el mercado y por tanto son los vendedores quienes tienen absolutamente a su merced la evolución de los cambios de los valores más importantes.
De esta forma, ayer, por ejemplo, incluso la fiel Telefónica llegaba a perder un punto y, en general, existía la impresión de que el mercado de valores carece de capacidad propia para remontar esta situación negativa. "Si los bancos no tiran, nos podemos quedar en el hoyo hasta el año que viene", comentaba un conocido operador a corto plazo del mercado madrileño, recogiendo, de alguna forma, lo que parecía el sentir común de los asistentes a la reunión de ayer.
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