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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Los motores de la carrera de armamentos

La industria bélica internacional se anticipa en nuestros días a la demanda estrictamente militar, señala el autor de este trabajo, de tal manera que podría decirse que la estrategia y la táctica militares se diseñan en los gabinetes de estudios y proyectos de las multinacionales del armamento. En el mundo occidental, señala, los beneficios económicos de estas gigantescas industrias van a prevalecer en la carrera de armamentos, una de las plagas más dañinas a las que tiene que enfrentarse la Humanidad de hoy.

Las armas que estarán en servicio el año 2000, aureoladas con el prestigio de la más moderna tecnología, están ya presentes en los gabinetes de proyecto de las multinacionales del armamento, a punto de iniciar la fase en que se desarrollan y ensayan. De modo análogo, los euromisiles que en 1984 empezarán a crecer irremediablemente en el suelo europeo fueron proyectados bastantes años antes de que en 1979 decidiera la OTAN su puesta en servicio. Ya no es el militar quien acude a la industria con su demanda, como sucedía antaño: "Quiero un cañón de más alcance", y nacía el Gran Berta, o: "Quiero un buque más poderoso", y surcaba los océanos la silueta imponente del Superdreadnought.

Ahora el militar ya casi no tiene que pedir, pues la industria se anticipa a sus deseos; si es preciso los crea, los perfecciona, los estimula. Es la dinámica propia de la sociedad de consumo, aplicada a los productos bélicos.

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Una estructura autónoma

En los cuarteles generales de todos los países llueven las ofertas, proliferan las publicaciones patrocinadas por la industria del armamento, que anuncian indistintamente aviones de caza y morteros o pregonan la precisión de una bomba dirigida en multicolor propaganda sobre papel pulcramente satinado. La industria del armamento explota una mina inagotable: la estrategia de la disuasión, concebida como acumulación creciente de potencial destructivo.

La industria militar y la economía de mercado constituyen así, en algunos países, una estructura autónoma de incontenible dinamismo: la presión que fuerza al incesante desarrollo de armas cada vez más complejas, perfectas, automatizadas, no puede anularse por sí misma, carece de todo freno endógeno.

¿Cabría pensar además que la estrategia y la táctica militares toman forma también en los gabinetes de proyecto de las multinacionales del armamento? No es de ningún modo absurdo imaginarlo, al igual que quien fabrica el específico médico prepara también el prospecto que le acompaña, cuajado de teorías, datos, cifras y recomendaciones.

La tentación de construir argumentaciones estratégicas y tácticas, desarrollar teorías de aplicación universal en el ámbito de la defensa, embarga también, como parte de su política de ventas, al que fabrica los productos imprescindibles para ponerlas en práctica. Antiguamente los estados mayores redactaban los reglamentos tácticos y estratégicos y la industria producía los medios materiales cuya utilización aquéllos regulaban.

Ahora esto empieza a no ser así, y son los gabinetes de estudio, polivalentes y altamente especializados, los que en sus laboratorios intelectuales crean las teorías estratégicas que abren camino al consumo masivo de los productos previamente generados en los gabinetes de proyecto industrial; pero estos centros de estudio y proyecto están entre sí estrechamente relacionados y a menudo utilizan los servicios de las mismas personas o equipos de trabajo. Muchas páginas se han escrito sobre la recíproca influencia de las armas y las formas de su empleo. ¿Aparece la legión romana como estructura militar orgánica a consecuencia de las armas entonces existentes?

O, por el contrario, ¿evoluciona el armamento siguiendo las necesidades puramente militares? No es éste el lugar oportuno para extenderse sobre el asunto.

Intereses industriales

Pero la tendencia que se advierte en el mundo occidental -más abierto que su rival y más fácil de analizar- hace pensar que los beneficios económicos de las industrias del armamento van a prevalecer cada vez más intensamente en la definición de las posibles líneas de evolución de la estrategia, más que cualquier especulación teórica nacida en los centros de pensamiento militar, si éstos siguen siendo necesarios en el futuro. Son la táctica y la estrategia militares las que, al parecer, acabarán plegándose forzosamente a los dictados de la industria multinacional del armamento. No es vano tener esto en cuenta cuando se trata de localizar los centros motores que propulsan la carrera de armamentos, una de las plagas más dañinas que en estos tiempos aquejan a la Humanidad.

Alberto Piris es teniente coronel de Artillería y agregado de Defensa en la Embajada de España en Bruselas.

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