Las razones de una división irreversible
La crisis en que se debate el Partido Comunista de España, la mayor de su historia según reconocen, unánimemente, los sectores enfrentados, tiene raíces confusas y complejas, que no permiten encasillaría en un simple duelo entre las personalidades del actual secretario general, Gerardo Iglesias, y su antecesor, Santiago Carrillo.Diferencias de estrategia frente al Gobierno socialista, en la valoración del pasado nacional y del presente internacional y, sobre todo, en lo referido a la actuación futura del partido, oponen de manera irremisible a unos y otros, de manera que ninguno de los dos sectores principales muestra, excesivas esperanzas en que la unidad del PCE pueda mantenerse tras el congreso nacional, que comenzará el próximo día 14 en Madrid.
El hecho de que, en ocasiones, representantes de los sectores carrillista y gerardista parezcan decir prácticamente lo mismo no puede ocultar la existencia de importantes matices que constituyen la médula de las divergencias: en. el plano internacional (Tesis Primera de las presentadas por la dirección para el debate), ambos critican la actuación de la Administración de Ronald Reagan, pero, mientras unos (seguidores de Carrillo) no admiten, al menos públicamente, calificar de imperialista" la actitud de la URSS, los otros lo hacen sin empacho, aprovechando, de paso, para calificar de "prosoviéticos" a sus adversarios.
Un matiz claro se encontraría, por ejemplo, en la diferente valoración del derribo de un avión surcoreano por un caza soviético, atribuido por los carrillistas a un acto "en cuyo origen hay una clara provocación de los Estados Unidos". Sin embargo, este mismo sector se muestra también crítico hacia la invasión de Afganistán o los sucesos de Polonia. La valoración de la Tesis Segunda, que analiza las causas del declive electoral comunista del pasado 28 de octubre, y la estrategia a seguir en el futuro -especialmente la actitud frente al Gobierno socialista- constituye otra de las grandes fricciones: la consideración de que "Carrillo se equivocó" en su política no es claramente admitida por sus seguidores, quienes culpan de la dimisión del -ex secretario general a una "nefasta práctica" de filtraciones a la Prensa.
'Renovadores'
Ello lleva también a la consideración-de que, al haberse acertado en la política de expulsiones; de los renovadores practicada por el anterior secretario general, no procede siquiera abrir el diálogo con ellos cara a su retorno al seno del PCE. Según Adolfo Piñedo, el gran error fue "no haberles denunciado en su momento como socialdemócratas" que, entre otras cosas, pretendían. unirse con el PSOE, renunciando a la propia identidad del PCE. Las conversaciones de reconciliación abiertas por Gerardo Iglesias con intelectuales que fueron expulsados o abandonaron el PCE merecen el calificativo de "intolerables" para los carrillistas.
Por lo que se refiere a la estructura interna del PCE en el futuro, los carrillistas rechazan los planteamientos abiertos de Iglesias, que incluyen obligatoria renovación del secretario general por períodos de tiempo aún no definitivamente fijados (la conferencia del PSUC propuso que esta renovación debía realizarse en cada congreso nacional). Igualmente, rechazan la renovación total de los estatutos del partido.
Las conferencias regionales han planteado enmiendas de todo tipo a las tesis propuestas por Iglesias y la mayoría del comité central que le sigue. Entre ellas, destaca la propuesta elevada por Andalucía -que apoya a Iglesias desde una posición fuertemente de izquierda-, en el sentido de congelar el término 11 eurocomunismo", al menos hasta una posterior discusión en profundidad sobre el tema. También son de destacar los planteamientos duros aportados por el País Valenciano, en una de cuyas conferencias locales se llegó a plantear el retorno al marxismo-leninismo y la abolición pura y simple del eurocomunismo.
Todo ello no puede hacer olvidar la existencia de un fuerte enfrentamiento personal entre el actual secretario general y su antecesor y entre los seguidores de ambos. El carrillismo ha llegado a identificarse con posiciones duras cara a la renovación de las estructuras y actuación del partido, significando comúnmente lo contrario lo que está dando en llamarse gerardismo. Tal vez por ello, desde algunas regiones se plantea la posibilidad de llegar a un "acuerdo de unidad" en torno a eventuales hombres-puente, citándose, en especial, a Nicolás Sartorius, Julio Anguita o, incluso, al secretario general del PSUC, Antonio Gutiérrez. Nada de ello parece ya posible, y la oposición entre Iglesias y el tapado de Carrillo -que bien pudiera ser el propio Adolfo Piñedo, quien parece contar con más posibilidades en este sentido que el vicesecretario general Jaime Ballesteros- se adivina imparable.
El cuadro de división que enmarcará este XI congreso comunista preocupa' grandemente a los dirigentes -del PSOE, según sus propias manifestaciones, dado que ven que el gran beneficiario de un estallido del PCE solo podría ser la escisión recientemente protagonizada por el prosoviético Ignacio Gallego, quien, por ahora, se limita a esperar acontecimientos.
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