El 12% de los edificios de viviendas populares construidos antes de 1940 sufre un deterioro extremo o está en ruina
El 12% de los edificios de viviendas populares de la capital construidos antes de 1940 y el 30% de los que reúnen estas condiciones en los pueblos de la provincia de Madrid se encuentran en un estado de deterioro extremo o de ruina, según un muestreo realizado por encargo de la desaparecida Comisión de Planeamiento y Coordinación del Arca Metropolitana (Coplaco), cuyas competencias fueron asumidas por la Comunidad de Madrid. El estudio revela que son necesarias obras importantes en un 43% de los viejos edificios madrileños y en el 47% de los estudiados en la provincia a causa del deterioro medio que presentan.
El estudio, objeto de una exposición celebrada recientemente en el cuartel del Conde Duque por la Comunidad Autónoma de Madrid, fue realizado a lo largo de dos años por los arquitectos Francisco Pol y Francisco López Groli, y coordinado por Vicente Gago, mediante visitas personales a unos 1.700 edificios de las zonas populares del Rastro, Malasaña, Tetuán, Arganzuela y Vicálvaro, y de los cascos urbanos de Colmenar Viejo, Getafe, Pinto y Velilla de San Antonio.Según informaron los autores del estudio, las zonas representativas analizadas han permitido comprobar que los resultados de los censos de edificios de 1970 y 1980 no aportan una excesiva precisión en lo que se refiere al deterioro existente de los edificios, quizá a causa de la complejidad que supone una clasificación de este tipo.
El censo de 1970 reveló que en la provincia de Madrid había 72.578 edificios construidos antes de 1940, lo que suponía más de la tercera parte del total existente. Según el censo de 1980, la cifra de edificios construidos antes de 1940 había quedado reducida a unos 50.000, repartidos a partes iguales entre la capital y los pueblos. De los 25.000 existentes en la ciudad, más de 5.000 se encontraban, según el censo, en mal estado, y 800 podían ser considerados en estado de ruina. .En la provincia el porcentaje era algo, menor.
El estudio realizado por los arquitectos citados indica, sin embargo, que el porcentaje de deterioro, es mucho más grave, a la vista de los 726 edificios estudiados en la capital y los 925 vistos en la provincia. El análisis de la estructura, las cubiertas, servicios y espacios comunes de cada edificio se completó con una encuesta selectiva a los vecinos de viviendas que presentaban un estado de deterioro medio, extremo o ruina.Según este estudio, que sirvió en parte para la elaboración del Plan General de Madrid y será utilizado por el ayuntamiento y la comunidad autónoma para realizar una política rehabilitadora, el 9% de los edificios de Madrid y el 17% de los visitados en las; poblaciones de Colmenar Viejo, Velilla de San Antonio, Getafé y Pinto presentaban un deterioro extremo con un coste de rehabilitación cercano al que tendría construirlos de nuevo. Junto a estos, otro 3% de los edificios de la capital y el 13% de los de los; pueblos - citados estan en estado de ruina.
Por otra parte, el 43% de los edificios estudiados en la capital y el 47% de los visitados en la provincia presentan un deterioro medio. La rehabilitación total de estos inmuebles supondría un coste -de 15.000 a 18.000 pesetas por metro cuadrado.
Difícil habitabilidad
Un análisis en profundidad de las zonas estudiadas -indica que en el distrito Centro existen unos 1.600 edificios necesitados de obras de rehabilitación, y unos 400 que tienen que ser demolidos total o parcialmente, bien por su estado, de ruina o por las condiciones de habitabilidad que presentan, con viviendas de hasta 14 metros cuadrados, sin servicios higiénicos o retretes.
Diferentes problemas presentan los barrios creados casi en su totalidad en el siglo XIX, conque el de Malasaña o el Rastro, en los que la parte exterior de los edificios anteriores a 1940 no denota su verdadero estado. Pequeñas viviendas interiores y corralas, en la mayor parte de los casos con deficientes condicíones de habitabilidad, forman la mayor parte del 50% de los inmuebles estudiados que se encuentran en un estado de deterioro medio o extremo.
También, y como ejemplo de los suburbios obreros de finales del siglo pasado y principios de éste, fueron estudiadas cuatro bolsas dé edificios en Tetuán y Arganzuela. En estas zonas son características las casas bajas, alineadas o agrupadas en torno a un patio, las corralas y los edificios entre medianerías con pequeños patios de luces.
Se encontró que el 56% de los edificios estudiados en estas zonas tenía un deterioro medio y extremó y el 8% se hallaba en ruina. Este elevado nivel de deterioro se debe principalmente a la baja calidad de la construcción y al abandono de la conservación causada por los intereses especulativos.
Por último, el estudio reveló una diferencia sensible entre los pueblos estudiados. Poblaciones como la -de Getafe han sufrido en los últimos años una gran renovación de sus edificios, por lo que el número de viviendas anteriores a 1940 es escaso. Según los autores del informe, los edificios que quedan en pie representan casi una muestra del origen de la localidad, por lo que es necesario rehabilitarlos a pesar de que el 75% está necesitado de obras de importancia y el 25% restante es difícilmente recuperable.
Existen otras localidades menos afectadas por el crecimiento demográfico y el desarrollo industrial, tales como Colmenar y Pinto, que en los últimos 40 años sólo han visto renovada la cuarta parte de sus edificios, o Velilla de San Antonio, cuyo índice de renovación ha sido muy escaso. A pesar de esta diferencia, las condiciones de los edificios antiguos es muy similar en ambos tipos de poblaciones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.