Minas a la deriva ponen en péligro la circulación de los petroleros por el estrecho dé Ormuz
Chocar con una mina a la deriva es uno de los riesgos que convierten en excitante y peligroso el cruce en barco del estrecho de Ormuz, la angosta vía de agua por la cual fluye gran parte del petróleo que el Occidente industrializado, Japón y Australia consumen. Las minas, ingenios de medio metro de diámetro capaces de convertir en unos segundos un petrolero de 300 -metros de eslora en un amasijo de hierros calcinados, flotan caprichosamente por algunos parajes de las mansas aguas del golfo o por las turbulentas del mar de Omán, adonde llegaron presumiblemente desde las inmediaciones del puerto iraní de Bandar Jomeini, minado por Irak el pasado verano. Un enviado especial de EL PAÍS ha cruzado el estrechó a bordo de un petrolero español.
ENVIADO ESPECIALNavegantes de todo el mundo, españoles también, acuden al estrecho de Ormuz varias veces al año, en busca de las terminales petroleras de Irán, Kuwait, Arabia Saudí, Bahrein, Qatar o los Emiratos Árabes Unidos. Con una rara destreza maquinistas y marinos sortean la entrada del golfo Pérsico, un ángulo de más de 90 grados desde la ruta de Omán. Poco después enfilan la vertical hacia las plataformas donde, se abastecen.
Una de estas terminales, Jarq, se ha convertido en el corazón amenazado de estas rutas petroleras. Los barcos que se acercan a sus costas han de hacerlo de noche, con todas sus luces apagadas y en el más estricto silencio. Jarq, la isla iraní enclavada a poco más de 60 kilómetros de tierra firme de Irán, a la altura del puerto de Bushehr, en la cabecera del golfo, es el enclave más amenazado por la artillería u la aviación de Irak, que desean reducirla a escombros para evitar que Irán exporte a través de sus terminales los aproximadamente2.300.000 barriles que logra sacar de sus yacimientos.
tuado a unas ocho millas náuticas de la penínsulade Ras Musandam, sobre la tierra firme Omani, hasta la isla iraní de Larak, en -el otro extremo del estrecho, hay u* na distan,-.¡a de 38 kilómetros y 800 metros. enclave más amenázaldo Por la, artillería y la aviación, de Irak, que ,desean reducirla a escombros para evitar que Irán, exporte a través de sus terminales los aproximadamente 2.300..000 barriles que logra sacar de sus yacimientos.
Callejones para petroleros
Este trasiego tiene en Ormuz su eje principal. Dos angostos pasillos de unas dos millas y media cada uno, separados por una zona de nadie de una dimentión similar, sirven de callejones para que los petroleros se adentren o abandonen ordenadamente el golfo. Entre el islote abrupto de As Salamah, también llamado Grand Quoin, situado a unas ocho millas náuticas de la penínsulade Ras Musandam, sobre la tierra firme Omani, hasta la isla iraní de Larak, en el otro extremo del estrecho, hay una distanc¡a de 38 kilómetros y 800 metros.
La supuperficae de los islotes omaníes de As Salamah y As Fakaku, llamado también Little Quoin y provisto de un reluciente" faro de dimensiones reducidas, es muy rocosa y se encuentra en la banda más cercana a la utilizada por los petroleros que salen del golfo Pérsico hacia el mar de Omán y el Índico. Por aquí discurre la ruta de salida, que se pega materialmente al escarpado perfil de los islotes omaníes.
La ruta de entrada discurre en en aguas próximas a la costa iraní, cuya primera referencia es, a la entrada del mar de Omán, el extraño promontorio de As Mubarak, con su faro grande y una perenne neblina violeta que le cubre. Más, arriba, la isla de Larak muestra su costa blanquecina, menos escarpada que la de los islotes omaníes situados enfrente y con una raya blanca que anuncia playas de arena y pequeñas radas. Es en esta isla donde fuentes occidentales sitúan una importante baso submarina del Sepah Pasdaran, la guardia revolucionaria iraní. La isla de Larak, Jazireh ye Laraki en farsí, permite, desde luego, la instalación de una o varias bases, ya que su enclave es decisivo para la supervisión del estrecho de Ormuz. Su superficie, distribuida en un contorno circular, es muy amplia y es capaz de albergar una o varias bases aéreas, helipuertos y otras instalaciones militares.
Posición estratégica
Desde el petrolero Castillo de Lorca, en el que este enviado especial cruzó, Ormuz, no podía apreciarse la existencia de estas instalaciones, militares, pero sí podía distinguirse con nitidez un cierto flujo de lanchas de color verdoso que surcaban las aguas próximas a Larak. Esta isla, que da entrada al golfo desde la margen iraní, cubre por delante la alargada superficie insular de Qhesmh, con una longitud de al menos 40 kilómetros y una posición decisiva para el control del conjunto del estrecho. En esta isla quiso el extinto sha de Irán construir un complejo turístico al cual la jet society de todo el mundo pudiera acceder directamente por vía aérea en conexiones regulares y diarias con Ginebra, París, Nueva York, Los Ángeles y Tokio, y con este fin la isla vio alzarse la osamenta de algunos soberbios, pero inacabados y hoy a medio hacer, hoteles de lujo.
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