En busca de dos millones de contribuyentes perdidos
Los varios miles de inspectores y subinspectores enviados a la calle por Hacienda, dentro de la campaña fin de año, tienen como misión principal el completar o rectificar el conjunto decensos, con el fin de que cada contribuyente quede asignado el próximo año a una de las 250 futuras administraciones. Normalmente, no se ocuparán de quienes hayan declarado en los últimos años: buscan a dos millones de personas que Hacienda estima serán también sus clientes. Lo mismo puede ocurrir que se ocupen de los que se han apartado mucho de los comportamientos habituales. O de quienes han pretendido devoluciones superiores a lo correcto."Es", ha declarado el secretario de Estado de Hacienda, José Víctor Sevilla, "una actuación en favor del contribuyente y en contra de los que no contribuyen, de los contribuyentes, de vicio". Junto a las bolsas sectoriales de evasión y fraude, tanto Sevilla como el director general de Inspección, Luis López Ibáñez, afirmaron que hay dos millones de personas que todavía no han presentado declaración. Lo han hecho poco más de seis millones; faltan, fundamentalmente, pequeños empresarios, agricultores y profesionales, cuya omisión perjudica a los trabajadores, con rentas fáciles de controlar y sufrir retención.
Depurar los censos
López Ibañez explicó que, al margen de las actuaciones selectivas, la inspección se ha centrado en explotar la información ya disponible en los ordenadores de Hacienda. De este trabajo han salido en lo que va de año 250.000 requerimientos escritos para que se declare. La operación final de año consiste en empezar a completar y depurar los censos, para que en el futuro cada contribuyente aparezca en una lista de 100.000 a 200.000 personas. Este grupo será asignado luego a un inspector, quien recibirá el despacho y el apoyo personal y técnico adecuado para trabajar sobre su clientela.
Paralelamente, la Administración tributaría ha iniciado la pasada semana el envío de talones a los casi tres millones. de personas que solicitaron devolución a principios del verano pasado. La suma total debida se aproxima a los 60.000 millones de pesetas. No obstante, el propósito oficial es cumplir los plazos: el general de seis meses, y como máximo otro mes en casos de demora. A partir de entonces -el 10 de febrero-, si alguien no ha recibido su dinero tendrá derecho a cobrarlo con un 8%. de interés. Pero Hacienda reitera que el año pasado cumplió escrupulosamente con todos y este año hará lo mismo.
Frente a la impresión de que van a ser comprobadas las declaraciones negativas para Hacienda por encima de un determinado nivel, ni el director general de Inspección ni el secretario de Estado quisieron apuntar la cantidad. Un inspector que tiene despacho en la sede de Hacienda, Ramón Durán, apuntó que habrá muchas devoluciones sin comprobación y que, para el resto, a la mayoría sólo se le pedirán los justificantes de retenciones, siendo excepcionales los casos de inspección.
Carencia de medios
Con estos antecedentes y teniendo en cuenta que son más rentables las visitas a empresas, en algunas de las cuales se puede comprobar también el pago de otra media docena de impuestos -retenciones al personal, tráfico de empresas, lujo, sociedades, patrimonio, transmisiones, tasas y exacciones, etcétera-, es dificil que una plantilla de 600 inspectores sin cargo y 1.600 subinspectores pueda realizar también muchas visitas a quienes ya declaran.
Centrando gran parte de su trabajo en el despacho y en. la información disponible por Hacienda, durante lo que va de año, hasta noviembre, los inspectores han levantado 43.000 actas, por valor de 65.000 millones de pesetas, y los subinspectores otras 41.000, por importe de 14.000 millones de pesetas.
La carencia de medios humanos y materiales, comparada con una recaudación anual cercana a los cuatro billones de pesetas, indica que "es extraordinariamente productivo el índice coste-recaudación en comparación con módulos internacionales y con otros recursos públicos españoles", ha declarado Juan Otero, profesor de Hacienda Pública en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, y también inspector.
Lo habitual, pues, ¡la sido que las relaciones de Hacienda con el contribuyente se encauzaran, antes que por la inspección, por los escritos enviados para rectificar datos o, en segundo lugar, por las peticiones de datos, tanto sobre uno mismo como sobre un tercero. En cada caso, la actividad del sujeto pasivo, aunque motivada por Hacienda, puede revestir distintas actitudes.
Los consultados al respecto, incluidos asesores fiscales, coinciden en que el contribuyente debe colaborar, en primer lugar porque lo dice la ley. Después de admitir esto como principio, las opiniones son diversas. Para los asesores, "hay que diferenciar entre el deber de colaborar y el prestar servicios a Hacienda, a lo que el contribuyente no está obligado".
Pero todos están de acuerdo también en una cosa: si alguien se presenta de improviso en un domicilio particular diciendo que es inspector, el contribuyente puede -los asesores dicen que debe, para evitar atracos y fraudes- pedirle mandamiento judicial.
Para Hacienda, lo normal es que antes haya una notificación, previa y que se proponga al sujeto pasivo que vaya al despacho del inspector. De una u otra forma, el contribuyente puede responder con 48 horas de antelación, para optar por acudir al despacho o proponer la fecha y hora. Nunca está obligado a recibirle en el trabajo; el inspector sólo puede visitar los lugares donde se realiza la actividad productiva para ver a los empresarios.
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