Porta ejerce acciones legales contra José María García
Pablo Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol, ha comenzado a ejercer "las acciones jurídicas correspondientes" contra el periodista José María García. Porta confirmó a EL PAÍS que "el caso lo lleva un catedrático de derecho penal de Madrid", y que basa su decisión en los, a su juicio, "reiterados ataques a mi intimidad personal". El presidente de la federación aseguro, asimismo, que "en el supuesto de que la Administración, como se afirma, quiera la cabeza de una persona que interpreta un papel legal, a esto le llamaría juego sucio".
Porta llevaba en secreto su decisión de plantear batalla jurídica al periodista que más duramente le ha censurado en los últimos siete años, hasta el punto de que sólo las personas más cercanas a él conocen su decisión de llevar a José María García a los tribunales. Entre ellos está el secretario general de la federación, Agustín Domínguez. "Es cierto", señaló Porta, "que he comenzado a ejercer estas acciones, aunque no sé exactamente cómo se encuentran en estos momentos. Todo está en manos, desde hace varias semanas, de un catedrático de Madrid y estoy a la espera de concretar todos los extremos, aunque, ya se sabe, estos procesos suelen ser lentos. Tengo muchos defectos, desde luego, y siempre he admitido la crítica. Pero no puedo aceptar que se ataque a mi intimidad personal".Porta, que acaba de cumplir 60 años, y que fue boxeador en su juventud, pretende eludir los ataques de la Administración con fintas. En la Administración reconocen que es un buen encajador, pero también que "sobre el cuadrilátero se puede uno esconder de los golpes, pero jamás escaparse de ellos". A este respecto Pablo Porta dice: "Me cuesta admitir que una Administración con talante democrático no acepte a una persona elegida, por métodos democráticos. De ser así sólo cabe tina definición: "juego sucio". No comparte la tesis de que también es juego sucio ponerse en manos de un extranjero, el brasileño Joao Havelange, presidente de la Federación Internacional de Fútbol, en busca de ayuda con críticas graves a esa misma Administración. "Es que" dice Pablo Porta, "Havelange es muy amigo mío. Nos carteamos a menudo. Y, además, socialdemócrata". Todo ello hace que Porta estime como "lógico que sepa de mis problemas".
El presidente de la Federación Española de Fútbol se desmarca de todo tipo de responsabilidades. Por ejemplo, de las auditorías: "Desde 1978 me han colocado banderillas. Nos martirizan con controles, inspecciones, auditorías, y todo para llegar a la conclusión de que se trata de cambiar las tapas ole la contabilidad del verde al amarillo. Nunca he firmado un talón, un recibo. Elijo a los mejores para ello. Y lo he hecho por viejo, no por listo. Era un flanco por el que sabía que se me podía atacar".
Mantiene el desmarque en el asunto de los créditos: "No estaba en mis manos. Yo no era presidente del Comité del Mundial". Y sabe, pero no contesta, cuando se le dice que con una buena administración de los 600 millones anuales del 1% de las quinielas habría más que suficiente -el doble en diez años- para pagar los 3.232 millones que se deben al Banco Hipotecario. Tampoco acepta el cuerpo a cuerpo en el descontrol absoluto de los dirigentes futbolísticos, que han llevado a los clubes, sólo de Primera División, a soportar unas deudas superiores a los 12.000 millones de pesetas. Porta afirma: "Mi intención era la de controlar presupuestos pero es que legalmente no he podido hacerlo porque lo impide la Ley de Cultura Física y Deporte. Con el dinero de las quinielas es distinto, porque son públicos".
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