_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Increíble, pero cierto: los índices resistieron

Casi nadie se lo creía. A pesar de los nervios, las dudas, la subida del dólar, los recortes en el sector eléctrico y los reiterados rumores sobre modificación de coeficientes bancarios, los índices de las tres bolsas más importantes volvieron a registrar nuevos avances. Sólo Valencia, donde la representación de valores industriales es bastante limitada, ofrecía un balance final negativo.La otra baza fundamental fue el dificil equilibrio protagonizado por el sector bancario. Estos valores, que continúan sin confiarse en la aparente bonanza del mercado, contuvieron las pérdidas a las que aparentemente les conducían los saldos negativos ¡que ofrecía su peculiar mecanismo de contratación. Sólo Bilbao y Popular contaban con un resto comprador según este baremo. Estas diferencias, en cualquier caso, resultaban poco significativas por cuanto representaban 2.505 títulos en el caso del Bilbao, y 975 para el Popular. También es cierto que con la excepción de Banesto, los saldos vendedores tampoco resultaron significativos.

Pero el protagonismo volvía a corresponder a los sectores industriales, alguno de cuyos valores registraban alzas espectaculares en sus cotizaciones. Casi siete puntos de mejora en los índices particulares de las empresas de alimentación y químicas en el mercado madrileño, constituyen un testimonio válido para quienes comienzan a hablar del otoño dorado de estos valores, que no recordaban trayectorias semejantes en su historia bursátil.

Con todo, dos sociedades brillaron con luz propia. Explosivos Río Tinto y El Aguila. La irresistible ascensión de los títulos de esta sociedad ha dejado prácticamente ya de ser noticia. Día tras día, casi todas las previsiones quedan desbordadas por la actuación de una insistente demanda, y, lo que es más curioso, por la remisión de los tenedores de estos títulos a poner partidas a la venta. Ni el poderoso argumento que constituye la materialización de las jugosas diferencias positivas acumuladas ha sido capaz de poner freno a esta orgía alcista. A lo mejor, es cierto que los chicos de Atlanta están interesados en las participaciones que mantiene El Águila en varias de las distribuidoras de sus productos en España, y, a lo mejor, es cierto que esto puede aportar el suficiente Rujo de tesorería como para sanear a la empresa y ponerla en condiciones de traspaso a algún cervecero de los que andan por Europa con zuecos o comiendo salchichas de Francfort, pero, por el momento y para la mayor parte de los analistas, estas hipótesis se quedan en eso: proyectos mas o menos avanzados.

En cuanto a ERT, parece estar despertando de la pesadilla igual que Blancanieves. En este caso se asegura que el príncipe encantador que viene contribuyendo activamente a la reanimación bursátil del valor lo representa un grupo foráneo, alemán cómo no, que ayer, dando muestras de una prepotencia realmente poco elegante, demandaba títulos en el corro de este valor "como para, una boda", según expresión de uno de los últimos castizos del lagar. En cualquier caso, el convencimiento de que la suspensión de pagos, o en su defecto la quiebra, están siendo evitadas con bastante cuidado por los acreedores bancarios de la compañía ha representado un importante estímulo para los inversores, que, en el peor de los casos, cuentan que esta operación puede constituir una alternativa válida a la ruleta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_