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Crítica:Teatro en televisión
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El regreso de Jardiel

Para la pequeña crónica: Tú y yo somos tres se estrenó en el Infanta Isabel el 16 de marzo de 1945. El público se rió 109 veces en el primer acto y 63 en el segundo: la contabilidad es de Alfredo Marqueríe, en su crítica de Abc: a él dedicó Jardiel la edición de esta obra, a la que añadió una contradedicatoria a otros siete críticos, que, decía él, "con injusticia y saña incansables me han atacado de la peor manera años y años, acumulando dificultades en mi lucha por dignificar, elevar y mejorar el teatro cómico español actual...".Efectivamente, fue él quien mudó el teatro cómico y no dudó, como se ve, en utilizar esa, palabra, hoy maldita y generalmente sustituida por la de humor. Hizo un puente entre esa tradición española, ya caída en manos rupestres, ingenios de roca y cueva, y lo que iba a ser el teatro del absurdo. Como todo mutante, su posición era inestable. Buscaba el absurdo, el superrealismo, la situación imposible, pero aún luchaba por mantenerse en la esfera de la lógica, en la necesidad de justificar, de explicar, de cerrar enteramente su obra.

Esto le valió algunos de los más polémicos terceros actos -los de desenlace- de la historia del teatro español (dentro de la pequeña crónica puede añadirse que Tú y yo somos tres es la primera obra con un solo entreacto del teatro contemporáneo: ahora ya es costumbre). Le valió los estrenos más apasionados, los pateos más ruidosos, los ataques más desaforados. Se perdona más al innovador total, al que quiere sacar algo de la nada, que al transformador, al que cambia unos puntos de referencia conocidos.

Era una época en que el teatro descargaba su adrenalina en los estrenos, y había protestas y entusiasmo. Ahora se la traga, la convierte en leche cortada, fermentada: mala. Hay ficciones de éxito -aplausos, cortesías, felicitaciones- que se destruyen simultáneamente en el entreacto, en la calle, en el café. Dentro de aquella pasión, de aquella batalla, Jardiel Poncela fue, indudablemente, la víctima principal. También fue un guerrero e invectivó a quienes le invectivaban o les provocó. Indudablemente, dividía el inundo entre Jardiel y todo lo demás. El tiempo le ha ido dando la razón.

En Tú y yo somos tres no hubo batalla. Gustó desde el principio, y fue un éxito. Lo cual no iba a cambiar su suerte, porque los meneos -en el lenguaje teatral- se sucedieron en sus obras siguientes, sobre todo en Agua, aceite y gasolina. En Tú y yo somos tres el público entró de lleno en la situación planteada: una señorita se está suicidando -colgada de la cornisa de su balcón- mientras portero, bomberos, un periodista, intentan salvarla. Es ya la transformación en algo rico y jugoso de la clásica escena de antecedentes -donde se cuenta al público lo que debe saber y admitir antes de que empiece la acción-, que él siempre supo convertir en algo brillante y nuevo. Motivo: la señorita se ha enterado de que su prometido no es uno, sino dos. Dos siameses...

No entremos en la obra y su desenlace: se va a ver esta tarde, a las 21.35 horas, en la primera cadena. Jardiel pasó después de muerto su purgatorio -después del infierno en que se convirtió su vida, y por muchas razones-: no se le representó, no pasó a repertorio -otra palabra perdida-. La razón iba más allá del rechazo público o de la inquietud por el resultado: era económica. Largos repartos, muchos trajes, muchos decorados, trucos, escénicos dentro de esos decorados, una interpretación viva y rápida que exigía buenos actores, eran incompatibles con la nueva y desdichada economía del teatro. Algunas personas se esforzaron en mantener vivo a Jardiel: una de ellas, precisamente, Gustavo Pérez Puig, director que trató siempre de apuntar al teatro nuevo y a este género de transición hacia lo absurdo: el primer director y promotor real de Tres sombreros de copa, por ejemplo. Es él quien dirige la versión -que él mismo ha hecho- para TVE. No es el único signo de renacimiento. El Centro Dramático Nacional tiene programada Eloisa está debajo de un almendro, dirigida por José Carlos Plaza. Si la temporada anterior fue la de Miguel Mihura, la actual puede tener este matiz de Jardiel Poncela.

Tú y yo somos tres se emite hoy a las 21.35 por la primera cadena.

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