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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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CEE-España: la crisis de la negociación

Las recientes declaraciones del presidente del Gobierno español con motivo de su visita a Atenas constituyen un giro copernicano en la política española relativa a la adhesión a las Comunidades europeas. Con las manifestaciones de Felipe González se cierra, en opinión del autor, el período de la tesis estática mantenida por los Gobiernos presididos por Suárez, Calvo-Sotelo y el propio González, que consistía en seguir la postura inmovilista de esperar a ver sine die (wait and see) qué hacían o dejaban de hacer los demás. El cambio tiene sus riesgos y todavía no se ha anunciado con qué alternativas se cuenta en el caso de que la integración en la Comunidad Económica Europea (CEE) resultara inviable.

A Atenas llegaremos como fecha límite (Consejo europeo a nivel de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en la capital griega los días 5 y 6 del próximo mes de diciembre.) -El presidente del Gobierno intenta desenganchar del furgón de cola -donde se encuentra estacionada- la ampliación de la CEE y situarla a la cabeza del convoy. El riesgo es evidente, porque el anuncio de la declaración de Felipe González representa una eventual ruptura con la CEE en el supuesto que Atenas incumpla las expectativas del Consejo europeo celebrado esta primavera en la localidad alemana de Stuagart. Felipe González ha quitado la red, con la que siempre ha estado protegida la tesis estática, del trapecio CEE-España. Sin embargo, el presidente del Gobierno, en sus manifestaciones efectuadas tanto en Atenas- como" en Madrid, no aporta una tesis alternativa que coadyuve a solucionar el impasse en el que se encuentra empantanada la adhesión. Provoca un impacto, un choque, pero no solventa los problemas pendientes. Del corolario de la Moncloa se puede implícitamente inferir que el Gobierno español abandonaría total o parcialmente las negociaciones de integración, a las Comunidades Europeas. ¿Qué gana España abandonándolas? ¿Qué mejoras logrará en los ámbitos político-económico-social?

Promesas incumplidas

Europa examinaría las relaciones con España en el supuesto que Madrid modificase alguno o todos los ejes de su política exterior, por ejemplo su vinculación a la defensa occidental. Por el contrario, si mantiene la línea actual en materia internacional y además pone la guinda de la tarta retirándose de las negociaciones con las Comunidades Europeas, el tiro le saldría al presidente por la culata, perdería el órdago, los invitados y el pastel. Es cierto que la responsabilidad del fracaso de las negociaciones que mantienen los países candidatos (Portugal y España) compete a los Estados miembros, que son incapaces de asumir, por ahora, la adhesión de la Península Ibérica. Es cierto que, la crispación en la opinión pública de este país por el tema Mercado Común deriva de las promesas incumplidas por los diez, que se remontan a las fechas de la integración. Primero se habló de 1982, luego de 1983, después de 1984, hoy 1986, mañana quizá 1987.El deterioro de la imagen europea parece multiplicarse fomentado por los involucionistas que repiten "la democracia es incapaz de abrir la puerta de Europa". También es cierto que el secretario de Estado para las Relaciones con las Coínunidades Europeas, Manuel Marín, no ha sabido superar el mínimo obstáculo, ofreciendo una gestión claramente insuficiente que pretende desvirtuar con acrobacias verbales. Considerando la hipótesis de elecciones legislativas en 1985 (la estrategia electoral del PSOE podría anticipar las generales a los comicios de Galicia y Andalucía o simultanearlos), la aportación de Asuntos Exteriores a la valoración del Gobierno es deficiente. Los tres ejes de la acción exterior -OTAN, CEE, Gibraltar- constituyen, por el momento, un estrepitoso fracaso. En cambio, la zona americana se lleva bien por la notoria intervención directa de la Moncloa. Es particularmente constatable que el mayor fracaso de política exterior corresponde al capítulo CEE. El presidente del Gobierno acaba de utilizar casi en exclusiva el consejo de Stuttgart, como la biblia comunitaria para el futuro de la ampliación de la CEE. Sería conveniente que verificara las 12 interpretaciones distintas de sus conclusiones. Stuttgart no determiné una fecha de adhesión ni fijó un calendario. Fue un Consejo ambiguo, confuso y contradictorio, que no satisfizo a nadie. Tampoco hubo compromiso de incrementar los recursos. Es más, dicha palabra ni siquiera figura en el documento final. Cotejando el Consejo de Stuttgart con el inmediatamente anterior celebrado la primavera pasada en Bruselas se observa que en la capital belga la financiación ocupaba el primer lugar de las prioridades; en las conclusiones de Stuttgart figura en el último, y la mejor gestión de la PAC se sitúa en primera posición

España, perjudicada

Para el país económicamente más poderoso de la CEE, Alemania Occidental (que sigue las coordenadas del ministro más influyente del Gobierno ' Stoltenberg), los puntos cardinales de la Comunidad se basan actualmente en realizar ahorros en agricultura, solventar el problema financiero, restablecer el equilibrio presupuestario y no incrementar los recursos disponibles. Por su parte, el Reino Unido reitera su habitual tesis del safety net, y Francia insiste en que su plato de frutas y hortalizas es asunto prioritario. Con este esquema, la negociación requiere, por parte del país candidato, una amplia dosis de fórmulas alternativas, la imaginación suficiente combinada con la paciencia y el conocimiento amplio de los puntos pendientes. A España, la moratoria de la adhesión le produce una pérdida de lucro cesante (beneficios que se podrían haber conseguido) que debería abonar la parte causante de la demora de la integración a las Comunidades, la CEE. La forma de pago más sencilla' para contribuir a la compensación de los beneficios derivados de la no-adhesión sería que el Mercado Común no alterase el gravamen de los derechos arancelarios a las exportaciones hortofrutícolas españolas -que se verán, como país tercero, palmariamente perjudicadas hasta la conclusión del período transitorio con una banda de gravámenes oscilando del 10% al 20% de incremento. Asimismo, España debería obtener el mantenimiento de las licencias, cuotas y contingentes en los acuerdos de pesca, CECA (carbón y acero) y en los objetivos de exportación en textiles que anualmente negocia con la Comunidad y el puntual y concreto cumplimiento del Acuerdo de 1970.

Atenas no es "la última oportunidad"

La CEE en Atenas no se fragmentará ni se destruirá. Atenas representa un Consejo importante, pero no significa "la última oportunidad". Además, los asuntos pendientes intracomunitarios se clarifican. De momento, los países de la CEE productores de frutas y hortalizas (léase esencialmente Francia) han logrado lo que se proponían, pero han perdido ya al rehén para pedir la mejora de dichos reglamentos (entiéndase España). Ahora queda el tema clave: la ampliación de los recursos propios. Después comenzaría la recta final negociadora, con un capítulo agrícola que habrá que seguir con lupa. Mientras tanto, para acelerar las negociaciones, la fórmula operativa válida sigue siendo la presión política y diplomática, sistematizada y global en las capitales de los diez y en -Bruselas. Y básicamente que el presidente del Gobierno pilote los últimos tramos de las negociaciones de adhesión de España a las Comunidades Europeas. es director de Europe Información Internacional.

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