El presidente Chun acusa a los comunistas norcoreanos del atentado que costó la vida a 19 personas en Rangún
Millares de surcoreanos se manifestaron ayer en Seúl y otras ciudades contra el Gobierno de Corea del Norte, que fue acusado por el presidente Chun Doo Hwan de ser responsable del atentado terrorista del pasado domingo en la capital de Birmania, que costó 19 vidas humanas, entre ellas las de cuatro ministros de su Gabinete.
Al regresar el lunes a Seúl, tras intetrumpir su gira por otros cinco países de Asia y el Pacífico, el general Chun declaró que "no somos nosotros solos quienes echamos la culpa del atentado a los comunistas de Corea del Norte". Chun, que calificó esta acción como "bárbara e imperdonable para la conciencia de la conciencia de la humanidad", dijo que su Gobierno estudiará "las medidas adecuadas para castigar este acto injusto y violento".Unas 7.000 personas se manifestaron ayer en Seúl, de forma ordenada y pacífica, en formaciones casi paramilitares. Con pañuelos blancos anudados a la frente, en señal de luto, y portando pancartas, los manifestantes dieron gritos contra el régimen de Kim il Sung y pidieron venganza para los altos funcionarios muertos en el atentado de Rangún. Un altar se levantó en el cementerio nacional, a las afueras de Seúl, en memoria de los fallecidos. Millares de banderas surcoreanas ondeaban a media asta en la capital, y las emisoras de radio y televisión sólo transmitían música clásica y boletines informativos. Los funerales, que se espera serán especialmente solemnes, se celebrarán el sábado próximo, fecha hasta la que se ha decretado luto oficial y se han suspendido todos los espectáculos.
Vigilancia en la frontera
No se tiene noticia de incidentes a lo largo de los más de 200 kilómetros de zona desmilitarizada que, desde hace 30 años separa a las dos Coreas. El mando conjunto de las tropas de Estados Unidos y Corea del Sur, que está a cargo del general Robert Sennewald, anució ayer que se habían adoptado medidas "razonables y prudentes", en especial en lo que respecta a la defensa antiaérea y la vigilancia de la frontera.
En las carreteras al norte de Seúl se registraba el tráfico constante de vehículos militares y piezas de artillería. Soldados fuertemente armados vigilaban las intersecciones de carretera, pero los vehículos civiles transitaban sin mayores problemas. En Seúl la vida transcurre también con normalidad, aunque se han incrementado considerablemente las patrullas de policía y establecido algunos controles.
La población seguía ansiosamente ayer las noticias en sus transistores, y aunque los lunes no se publican los diarios, algunos lanzaron ediciones extra para informar de los detalles del atentado. La 70ª sesión de la Unión Interparlamentaria decidió continuar sus trabajos, aunque todas las delegaciones expresaron su condena a la matanza de Rangún.
El embajador norteamericano en Seúl, Richard Walker, comparó este hecho con el derribo del avión comercial surcoreano por cazas soviéticos, hace seis semanas, y dijo que "la comunidad internacional civilizada debe aislar de su seno a quienes cometen tales hechos". Según informaciones recibidas aquí, la radio y la agencia oficial de noticias de Corea del Norte no informó extensamente del atentado, limitándose a decir que "el traidor Chun doo Hwan fue saludado con bombas en Ran gún", y que "aterrorizado, decidió suspender el viaje por otros cinco países". Anteriormente, la radio de Corea del Norte había califica do el viaje iniciado por el presidente Chun Doo Hwan como "un in tento de romper la unidad de los países no alineados".
Por su parte, Chun declaró que éste es el segundo intento de aca bar con su vida puesto en práctica por el régimen de Pyongyang. El año pasado, con ocasión de una vi sita a Canadá, la policía detuvo a dos canadienses y un coreano que al parecer, preparaban un atentado contra el general Chun.
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