Luis Suñer ha reconstruido sus empresas asoladas por las inundaciones de octubre de 1982
Los trabajadores de las empresas Suñer -Papensa, Cartonajes Suñer y Avidesa- estaban cobrando, la nómina del mes el 30 de octubre del año pasado, 10 días después de la riada, en una ciudad llena de barro. Fueron, sin duda, de los pocos ciudadanos de Alcira que cobraron ese mes puntualmente.Un a entidad bancaria, a través de la cual las empresas Suñer suelen realizar los pagos, envió desde Valencia un autobús para hacer efectivas las nóminas, ya que sus instalaciones en Alcira estaban tan inutilizadas como el resto de los establecimientos del pueblo.
Recuperación de pérdidas
El empresario comenta que tuvo ofertas de dinero para hacer frente a los pagos por si no contaba con fondos suficientes. "Me ha costado mucho conseguir prestigio y no lo he perdido en esta riada".Según manifiesta el propio Suñer, la inundación ocasionó pérdidas en el conjunto de sus empresas de entre 2.500 millones y 3.000 miIlones de pesetas, de las que el Consorcio de Compensación de Seguros le abonó 2.176 millones. "También pedimos créditos al Banco de Crédito Agrícola y al Banco de Crédito Industrial, que son precisamente los que más han tardado en pagar".
"Para el consorcio", añade Suñer, "tras la inundación, Alcira era un enfermo en coma; había que empezar por las empresas más importantes, para que se restableciera lo más pronto posible el conjunto de la ciudad. Se portaron muy bien, a pesar de lo quisquillosos que, son en algunos casos, y estuvieron trabajando 15 horas diarias durante mucho tiempo".
Los daños más importantes fueron los causados en los edificios de Avidesa, que afectaron tanto a la fabricación de helados como a los platos preparados y a las plantas de cría de pollos. El agua alcanzó una altura de más de dos metros en la mayor parte de las factorías. Todavía se pueden ver las manchas que conservan los bustos de los hijos de Suñer, María del Carmen y Luis, en la entrada principal de Avidesa. Los del empresario y su esposa han sido retirados para volver a esculpirlos.
Las pollitas reproductoras, dice Suñer, "estaban en un lugar que cubrió el agua y se ahogaron todas. Hasta octubre no podremos recuperar el nivel anterior de producción".
En cuanto a la sección de helados, "todavía hay máquinas que no han empezado a funcionar. Ahora, a partir de final de mes, vamos a empezar un nuevo sistema en la fabricación de helados para trabajar todo el año, en lugar del anterior, de temporada".
"Almacenaremos", prosigue Suñer, "10 millones de litros, y para ello estamos construyendo unas naves frigoríficas que serán las más grandes de España en su especialidad. Además, se podrá incrementar el número de trabajadores en plantilla, porque la producción será constante".
Secuestrado por ETA
El industrial, que cuenta 73 años, estuvo secuestrado por ETA. Fue liberado el 14 de abril de 1982 y después, en octubre del año siguiente, hubo de ver destruidas sus fábricas por la riada. Nada de esto parece haberle hecho mella. Fuma incansablemente tabaco negro emboquillado y es el que menos se fatiga del grupo cuando muestra, mediante un largo recorrido a pie el estado actual de las factorías y las naves en construcción.Desde que fue secuestrado, eso sí, dos policías con pequeños bolsos de mano le acompañan a todas partes. Pero estas medidas no son suficientes, y se está construyendo un pequeño edificio de control a la entrada de Avidesa. "También porque actualmente hay robos".
No son ya muchos los signos que quedan de la inundación. En algunos lugares se ven montones de pequeñas cámaras frigoríficas que quedaron inutilizadas. "Las estamos vendiendo como chatarra; de vez en cuando viene un camión y se las va llevando".
Pero del barro ya, no queda ni rastro.
"Pues hubo hasta 30 centímetros de barro seco, después de que se retirasen las aguas", dice Suñer.
Y su hija Mari Carmen explica que hasta después de Navidad los sillones del despacho de su padre estuvieron cubiertos con mantas.
La mesa de trabajo del industrial flotó sobre las aguas, porque lo único que encontró seco al poder entrar en la habitación fue el bloc de notas y los papeles que tenía sobre la mesa.
"Estuvimos mes y medio sin saber cuándo era sábado o domingo. Sólo quitando barro. Todos quitábamos barro. Y llegamos a sacar de aquí 1.500 camiones de mercancía estropeada".
Especialmente grave fue la inundación de las cámaras frigoríficas, lo que provocó que reventaran los, techos y se mojaran todas las existencias.
En recuerdo de la inundación, Suñer ha hecho imprimir un calendario de la empresa en el que aparece un retrato suyo deteriorado por el agua.
Se trataba de las copias de un retrato a carboncillo que por aquellos días Suñer había mandado hacer para las delegaciones de Avidesa.
Llamadas de vascos
El industrial alcireño recibe últimamente frecuentes llamadas de empresarios vascos que le preguntan qué han de hacer, tras haber sufrido también inundaciones.Satisfecho, cuando tiene su imperio casi al nivel de funcionamiento anterior a la catástrofe, no deja de pensar en los nuevos productos que va a comercializar. Uno de ellos es el de los platos precocinados que no necesitarán conservarse en frío.
"Es", dice Luis Suñer, "algo parecido a las conservas tradicionales, pero en lugar de llevar la caja de hojalata, con un barniz que se deteriora con facilidad, tendrán un envase de aluminio con un revestimiento, de polietileno".
"De esta forma", comenta el empresario, "uno podrá llevarse su paella hecha al campo y se, la podrá comer después de calentarla al sol".
En cuanto al volumen de ventas de sus industrias, Luis Suñer dice que durante este año será entre 6.000 millones y 6.500 millones de pesetas. Esto supone algo más, en términos absolutos, que el año pasado. Pero algo menos en la práctica por la depreciación del dinero.
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