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100.000 metalúrgicos se manifestaron en Bonn contra el paro

Unos 100.000 metalúrgicos y trabajadores de los astilleros se manifestaron ayer en Bonn, para protestar contra el paro y la política del Gobierno federal, a quien acusan de contemplar sin intervenir el cierre de empresas y destrucción de puestos de trabajo.Llegaron en mil autobuses y un centenar de trenes especiales y durante toda la mañana inundaron las calles de la capital federal. Durante el mitin de Bonn, en las fábricas del Ruhr y en los astilleros de la costa norte paró el trabajo y sonaron las sirenas.

Por la mañana, a las ocho, los verdes intentaron -sin éxito, por motivos de reglamento- que representantes sindicales de la Krupp y los astilleros hablasen en el Parlamento federal (Bundestag) durante la sesión de urgencia, convocada para discutir la crisis del acero.

El vicepresidente del sindicato metalúrgico Ig Mettall, Hans Mayr, tomó la palabra en el mitin al mediodía, para acusar al Gobierno de aceptar conscientemente la destrucción de puestos de trabajo "en nombre de los dogmas de la economía de mercado". Mayr se preguntó: "¿dónde hay en el mundo un Gobierno elegido democráticamente, que sea tan indiferente al destino de los trabajadores del acero como el que tenemos en Bonn con ese ministro de economía?".

Rudolf Judith, de la presidencia de Ig Metall, que tiene más de 2.700.000 afiliados, se hizo eco de los gritos que piden la socialización, cuando dijo, "si los empresarios no se sienten unidos a la constitución que impone la vinculación social de la propiedad, habrá que liberarlos de ella.

Esta exigencia de las empresas no se puede ignorar y es un grito de esperanza en este tiempo de desolación".

En pasquines impresos, que se repartían y colocaban en los parabrisas de los automóviles, el Ig Metall denunciaba la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo en la industria del acero y los astilleros, "sin que el Gobierno mueva una pestaña".

El texto decía que "la ayuda cuesta dinero, pero el dinero está ahí. El Gobierno tiene que invertir menos en ese armamento cada vez más enloquecido y dedicar más a la creación de puestos de trabajo. Con el dinero de un solo tanque Leopard, se pueden construir 36 viviendas de tres habitaciones. Esto es sólo un ejemplo. ¿Se atreve alguno a firmar seriamente que con unos tanques menos, unos cohetes menos y unos aviones menos la República Federal de Alemania se queda desprotegida?"

Entre los manifestantes, en un día soleado y caluroso de otoño, había centenares de pancartas con textos como Kohl, no gracias, Después de los astilleros muere la costa, La juventud quiere futuro, Socialización, ya. Muchos llevaban emblemas con el texto: Socialización de los astilleros. Ig Metall. Entre los manifestantes se encontraba Manuel García Morcillo, un español de Albacete, que trabaja en el astillero Vulkan de Bremen y lleva 14 años en la RFA.

El emigrante español declaró a este periódico que "hace siete años éramos unos 60 españoles y ahora sólo quedamos 20. Sólo trabajamos tres o cuatro días por semana, porque estamos con jornada reducida". El trabajador español dijo que no está afiliado al sindicato "porque a mí no me gusta estar apuntado a nada, pero vine aquí para acompañar a los compañeros y estar con ellos. Tenemos que defender lo nuestro".

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