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Siete muertos y un centenar de heridos en Filipinas al enfrentarse manifestantes y fuerzas policiales

Siete personas, al menos, resultaron muertas y un centenar heridas en los graves enfrentamientos que se produjeron anoche en Manila entre manifestantes que pedían la dimisión del presidente Ferdinand Marcos y las fuerzas policiales. Los incidentes se produjeron cuando cerca de 10.000 personas intentaron superar el cordón policial para lograr negar al palacio presidencial de Malacanang, a 500 metros de distancia.

Los accesos a la residencia de Marcos se hallaban fuertemente custodiados por soldados del Ejército de Tierra, de la Marina y de las Fuerzas Aéreas. Los manifestantes incendiaron numerosos vehículos del ejército., utilizados por las fuerzas del orden como barricadas, y lanzaron una grúa, a la que habían prendido fuego, contra las fuerzas antidisturbios, que a su vez dispararon bombas de humo y mangueras deágua.La policía disparó contra la multitud al verse forzada a retroceder ante la reacción de los manifestantes, que lanzaron contra ésta gran cantidad de cócteles molotov y piedras. El balance inicial de muertos es de tres miembros de las fuerzas de seguridad y cuatro manifestantes. El número de detenciones se cree muy elevado.

Los habitantes del barrio donde se produjeron los enfrentamientos declararon haber visto a primeras horas de la tarde a varios hom bres, vestidos de civil y aparente mente armados, entrar en los edificios de los alrededores.

Durante el día, entre 100.000 y 300.000 personas participaron.en la manifestación convocada por el movimiento de la oposición Justi cia para Aquino, Justicia para Todos, con ocasión del undécimo aniversario de la implantación por parte de Marcos de la ley marcial en Filipinas, que, si bien fue derogada en enero de 1981, sus efectos siguen siendo vigentes, al concentrar el presidente Marcos todos los poderes.

Los manifestantes desfilaron por el centro de la capital esgri miendo pancartas con escritos como Abajo la dictadura EE UU-Marcos, Verdad, justicia y libertad antes de la reconciliación, Despierta pueblo y Marcos, dimisión ahora, y lanzando grito stanto contra Marcos, al que consideran responsable del asesinato del líder filipino Benigno Aquino, como contra el presidente norteamericano, Ronald Reagan, al que acusan de apoyar "la dictadura de Marcos".

La manifestación, que se convirtió en una verdadera batalla campal durante varias horas a lo largo de un recorrido de dos kilómetros, ha sido considerada por los observadores como la más violenta de los últimos 10 años contra el régimen de Marcos.

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Varias personalidades de la oposición formularon unas duras críticas contra Marcos y pidieron su dimisión inmediata. Entre ellos, el anterior presidente, Diosdado Macapagal, que apareció por primera vez en público después de varios años de ausencia, reprochó al presidente Marcos el abandono de la "independencia y de la digni dad de los filipinos a países extranjeros y a las instituciones financieras que éstos controlan".

Aludiendo a la, deuda exterior del país, que supera actualmente los 1.800 millones de dólares (2,7 billones de pesetas), y a las dos bases norteamericanas establecidas en Filipinas, Macapagal dijo que "el pueblo filipino no tolerará en el futuro el pillaje de sus bienes naturales, el saqueo descarado de los fondos públicos, la presencia arrogante de las bases militares extranjeras sobre su territorio, la farsa de las elecciones efectuada por un Gobierno que se ha impuesto por la fuerza con el apoyo del Gobierno norteamericano". A pesar de estas manifestaciones antinorteamericanas, según declaró el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, Reagan mantiene su decisión de visitar oficialmente Manila el próximo noviembre. Según una entrevista publicada ayer en el Washington Post, el presidente filipino declaró que una anulación de la visita de Reagan causaría un grave golpe a los filipinos y plantearía de nuevo graves problemas políticos por lo que se refiere al mantenimiento de las dos bases militares norteamericanas en este país.

Hace tres días, Marcos, esposa del presidente filipino y brazo derecho de Marcos en el Gobierno del país, confirmó su intención de abandonar su puesto en el Gobierno ante las acusaciones de su posible implicación en el asesinato de Aquino.

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