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'Torpedo' Mueller, el mejor 'cazagoles', homenajeado ayer en Munich

Anoche, en el estadio olímpico de Munich, el escenario de sus hazañas, se celebró el homenaje -con más de cuatro años de retraso- a Gerd Mueller, que en sus 15 años de futbolista con el Bayern Munich marcó 636 goles en partidos oficiales y fue, probablemente, el mejor cazagoles de la historia del fútbol. En este encuentro de homenaje se enfrentaron los dos equipos de su vida: Bayern de Munich y selección de la República Federal de Alemania. Ganó el Bayern 4-2.

"Tú, muy gordo y las piernas muy cortas. Tú no valer para el fútbol", dijo con su peculiar alemán el entrenador yugoslavo Cajkovski a Gerd Mueller, que hacía poco había llegado de un equipo de pueblo para jugar con el Bayern. El gordo Mueller no se desanimó con las palabras de su entrenador, que pronto cambió de opinión ante el argumento contundente de los goles que marcaba su delantero centro.En 15 años con el Bayern, Mueller lo ganó todo: campeón del mundo y de Europa con la selección nacional, tres veces seguidas la Copa de Europa, una vez la Recopa, cuatro títulos de la Bundesliga y cuatro copas de la República Federal de Alemania, fue elegido "mejor futbolista europeo", siete veces máximo goleador de la Bundesliga, y consiguió dos veces la Bota de Oro de máximo goleador europeo.

Mueller "cazó" 636 goles en partidos oficiales. En 427 partidos de Budesliga, Mueller logró 365 goles para el Bayern, y encabeza la lista de goleadores, con una cifra que nadie podrá alcanzar, porque le sigue Ficher con 232 goles. En la selección nacional Mueller jugó 62 partidos y marcó 68 goles.

Una de sus jugadas favoritas era el giro con el movimiento de trasero sobre sus tremendas piernas, para descolocar así al defensa que le marcaba. Esta jugada la ensayaba centenares de veces y en el estadio olímpico de Munich había una calva en la pradera, allí donde Mueller ejercitaba una y otra vez, sus giros.

La capacidad goleadora de Mueller marcó durante más de una década el estilo de juego del Bayern, que llegó a ser un primera serie mundial sin extremos. El Bayern penetraba por el centro, a base de paredes, del tuya-mía entre Mueller y otro jugador. La pared con Beckenbauer llega a la perfección futbolística. Cuando se acusaba al Bayern de jugar sin extremos, Beckenbauer respondía: "La portería contraria está en el centro," y, claro, allí estaba también Mueller. La misma explosividad que tenía ante la puerta contraria caracterizaba sus reacciones. La noche del 13 de julio de 1974, el día que Mueller marcó el gol que dio el título mundial a la RFA contra Holanda, las mujeres de los futbolistas no fueron invitadas al banquete oficial. Mueller no soportó el desaire cometido con su uschi y anunció su retirada de la selección. El cazagoles cumplió su palabra y no volvió a ponerse la camiseta nacional, que volvió a vestir anoche para su homenaje. Con 33 años, el 3 de febrero de 1979, el entrenador húngaro Pal Csernai sustituyó a Mueller por falta de rendimiento. Era la primera vez que ocurría, y el cazagoles no soportó la humillación. Un mes más tarde, Mueller consiguió la baja y se marchó a Estados Unidos, donde acabó su carrera futbolística con el Fort Lauderdale, de Miami. En Florida, Mueller abrió un restaurante y allí quiere acabar sus días. Con frecuencia, el restaurante, especializado en filetes ambry en Miami se llena de turistas alemanes, ansiosos de que el dueño, el gordo Mueller, firme un autógrafo y les explique como fue el gol contra Holanda que supuso el título mundial para la RFA.

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