_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Personas no gratas

El revuelo que en pleno verano se ha armado tras el programa de Televisión Esta es mi tierra, en el que participó Joan Fuster, el cantante y poeta Raimon, el escultor Andreu Alfaro, el decano de Filosofía Oleza y un conocido editor, dedicado a, presentar este pueblo, el valenciano, parece habernos llevado a otros tiempos, ya por ventura pasados.Una vez más la realidad objetiva del País Valencià, comunidad según la norma legal, su historia, su propia cultura autóctona, molesta y levanta las irracionales protestas airadas de los sectores más retrógrados de nuestra tierra. Hablar de algo, expresar vivencias, preocupaciones molesta a quienes han hecho profesión de fe de intolerancia, de quienes quieren ser provincianos y pretenden esconder, nuestra realidad colectiva como pueblo diferenciado y como cultura dentro de un ámbito de cultura amplio.

Personalmente, vi el programa que ha armado toda esta polvareda, y precisamente por ser un programa objetivo, sin concesiones, con un fin descriptivo y crítico de la realidad, sin intencionalidad directa política, imaginé en ese mismo momento ante el televisor, que la reacción de las fuerzas vivas de la derecha no se haría esperar. Lo que no imaginé en ese momento fue que incluso el propio presidente de la Generalitat se sintiera inquieto y, también, molesto. No podía, pues, pensar que un programa de aquel estilo pudiera inquietar a demócratas, a quienes tiene la obligación y el deber de respetar la libertad de expresión. No, no podía sospechar que la derecha consiguiera que gentes apostadas en otras posiciones les hicieran el juego, aunque sea a medias.

La derecha valenciana ha sido y es una derecha provinciana, que habla y escribe, en una lengua que no es la de su pueblo, que nunca ha intentado nada por recuperar su cultura y su identidad. Sin embargo, esta derecha que ha aplaudido la dictadura, que está totalmente al margen de toda iniciativa autóctona hoy se siente valenciana (en castellano, claro está), y se alarma ante los catalanistas.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Afirmar, como se hizo en el programa, que nuestra cultura propia, nuestra literatura, forman parte de la cultura catalana es lo mismo que sostener, que la aportación de García Márquez, Carpentier, Rubén Darío, Vargas Llosa ha sido importante para la cultura castellana. Negar eso es someter la ciencia, la cultura, a los dictados sospechosos e inconfesados de una minoría, que pretende mantenernos desinformados.

Toda esa campaña contra la universidad valenciana, a la que se la considera catalanista, a nuestros mejores, intelectuales y escritores, la negación del derecho a que nos expresemos en televisión con libertad y utilicemos la expresión País Valenciá, la propuesta de declarar personas no gratas a quienes vienen trabajando por el desarrollo de nuestra lengua y cultura, como es el caso de quienes intervinieron en el programa de marras, no debe, pues de alarmarnos y extrañarnos.

Ante la intolerancia sólo cabe reivindicar el derecho a que un programa como Esta es mi tierra salga en la tele, y ante el cerril ataque de las fuerzas del pasado, de quienes quieren mantenernos en la ignorancia, sólo queda la plena solidaridad con Joan Fuster y quienes viven, trabajan y luchan por un país, un pueblo, identificado con su pasado, y defensor de su derecho a la propia identidad. /

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_