Fuerte descenso de la afiliación sindical en Estados Unidos
La AFL-CIO (American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations), la gran central sindical norteamericana celebra hoy la fiesta nacional del Labor Day en un clima deprimido no sólo por el alto nivel de desempleo en Estados Unidos, sino también por el alto nivel de desafiliación entre los trabajadores del país, que parece irreversible.Lane Kirkland, el actual presidente de la AFL-CIO, que no cuenta con la influencia nacional de su predecesor en el cargo, el legendario George Meany, asiste impotente desde hace varios años al debilitamiento de las posiciones del sindicalismo en EE UU.
Las cifras son brutales: el 35% de los trabajadores norteamericanos estaban afiliados a un sindicato en 1955, fecha en que las dos grandes federaciones decidieron fusionarse en el gran sindicato actual, pero actualmente el porcentaje de sindicación no alcanza más que al 23% de los asalariados.
Los 96 sindicatos integrados en la AFL-CIO contaban con un total de 14,9 millones de afiliados a principios de 1981. A principios de este año, esta cifra se había reducido a 13,7 millones. Los dos grandes sindicatos no federados, el de los camioneros y el de los mineros, han sufrido pérdidas similares.
Parece cierto que el paro y la crisis económica juegan en contra del poder de los sindicatos, disminuyendo sus afiliados y mermando sus arcas, que sustentan su actividad como grupo de presión en la opinión pública norteamericana y en el Congreso. Pero el debilitamiento del sindicalismo estadounidense, según numerosos especialistas, proviene sobre todo del lento declive de las industrias manufactureras tradicionales.
Los trabajadores de cuello blanco del sector servicios y los ingenieros de las industrias de alta tecnología son mucho más reticentes a afiliarse. Además, los obreros de 20 a 30 años apenas participan de la mística de las grandes luchas sindicales de hace 50 años.
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