Con el retorno masivo de madrileños vuelven los atascos y los mercados incrementan en un 50% la venta de alimentos
El pescado y las frutas se agotaron en todos los mercados; la densidad del tráfico rodado aumentó en un 35% y la velocidad media de los vehículos disminuyó cinco kilómetros por hora en relación al mes de agosto; los periódicos incrementaron la distribución de ejemplares en la capital en un 30% sobre el mes anterior; las comisarías no dieron abasto para atender las denuncias por robos de pisos en el período estival. Así fue, poco más o menos, la jornada madrileña del día 1 de septiembre.
Hay un día al año en que los madrileños no se diferencian por razones de edad, condición económica, posición política o preferencias futbolísticas, sino por el tono de su piel: los que vuelven tostados y los que en la blancura de su rostro revelan que han permanecido de guardia durante agosto. Ese día fue el de anteayer, 1 de septiembre, la rentrée, que dirían los franceses.Tanto en el mercado de San Miguel, a la vera de la calle Mayor, como en la muy cercana Casa de la Villa, sede del ayuntamiento madrileño, el tema de la mayoría de las conversaciones era el buen aspecto risico de los retornados y la narración de sus aventuras estivales. Los que habían permanecido en la ciudad durante agosto envidiaban la suerte de los ex veraneantes y éstos quitaban hierro al asunto asegurando, compasivamente, que en Madrid durante agosto se está muy bien.
En el ayuntamiento, todos los concejales estaban ya en sus puestos, refórzando al alcalde, Enrique Tierno, que había permanecido vigilante a lo largo de agosto, alternando sus desayunos en el café Comercial y la asistencia a estrenos teatrales y verbenas con el trabajo de su despacho de primer edil de los madrileños. Con la excepción de tres breves escapadas a La Unión (Murcia), Olite (Navarra) y Santa Pola (Alicante), para leer los pregones de sus respectivas fiestas patronales, el profesor Tierno, uno de los pocos políticos que han renunciado a sus vacaciones de verano, no ha dejado la Villa en las últimas semanas.
Empezaron los atascos
La ciudad reveló muy pronto a los recién llegados sus aspectos más ingratos. Aparcamiéntos repletos, colas en los bancos para cobrar las pagas y, sobre todo, los primeros embotellamientos de tráfico. Medio millón de turismos, según datos de la Dirección General de Tráfico, entraron en la ciudad desde las 0 horas del 27 de agosto hasta las 24 horas del 31. No todos se quedaron. Un porcentaje indeterminado de ellos continuó viaje hasta otros puntos del país.En Barajas aterrizaron, en los tres últimos días de agosto, 53.483 personas, de las cuales 30.660 procedían de vuelos nacionales y 22.823 de internacionales. El día de mayor número de llegadas fue el 31, con 18.349 pasajeros. En una jornada media de agosto, como la del día 17, llegaron a Barajas 13.050 pasajeros.
Los primeros atascos de la temporada tuvieron como escenario, según fuentes de la Policía Municipal, la avenida de América, la glorieta Elíptica y el cruce de la calle O'Donnell coq la del Conde de Peñalver. Los dos primeros puntos son entradas a la ciudad por el Norte y el Sur, respectivamente, y la culpa de lo ocurrido en el tercero la tuvo un semáforo, que no funcionó durante media hora, a causa de las lluvias de la noche anterior.
Al margen de estas. retenciones, el tráfico se espesé el día 1 en toda la ciudad. Circularon, segin declaró el concejal de Circulación y Transportes, Valentín Medel, un 35% más de vehículos que en agosto. El número de automóviles se acercó a la media habitual en Madrid, unos 490.000. La consecuencia lógica fue la pérdida de velocidad. Y si en el mes central de las vacaciones de verano se habían conseguido medias de 28 kilómetros por hora, desde el primer día de septiembre. se volvió a los 23 kilómetros por hora, que se consideran normales.
"El de ayer", dijo el concejal Valentín Medel, "fue el primero de los retornos de septiembre. Más conflictivo, en materia de circulación, resultará el siguiente, el de mediados de septiembre, cuando empiece el curso escolar y con él el movimiento de transportes escolares por la ciudad".
El retorno de cientos de miles de ciudadanos ha tenido también su reflejo en el consumo de alimentos. "La gente ha vuelto con hambre", bromea un alto directivo de Mercamadrid, el mercado central de la ciudad. El pescado se agotó el primer día de septiembre, y eso que Mercamadrid distribuyó 600.000 kilos, frente a los 400.000 de media diaria de agosto. El incremento de bocas se ha reflejado muy en particular en la venta de fruta. "En agosto distribuíamós unos dos millones de kilos; el día 1 la cifra se incrementó a tres millones, y no sobró ni una pera", declaró la mencionada fuente.
Las comisarías madrileñas sufrieron también el masivo retorno. Según fuentes de la Jefatura Superior de Policía, fueron numerosas las denuncias de ciudadanos que se encontraron con la sorpresa de que su piso había sido desvalijado durante su ausencia. Hasta dentro de unos días, no podrán conocerse datos acerca de estos robos, pero en principio, existe la impresión de que su número ha sido superior al del pasado verano.
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