El Barcelona, muy superior al Nottingham

Barcelona y Nottingham hubieran podido quejarse del estado del terreno de juego como suelen hacer los equipos que visitan Chipre, Malta o Islandia. De nada sirvieron 25 días de concentración y semanas de cariñoso cuidado del césped. La lluvia, la infinita lluvia, acabó con las ganas e ilusiones de unos y con la verde alfombra del maestro Clariana. Por si faltaba algo, en la primera semifinal, cor victoria del Borussia sobre el Anderlecht por 3-2, el campo ya se quedó impracticable. A las ganas de unos y otros el Barcelona añadió control, dominio, presión sobre el rival y alguna que otra ocasión aislada, nacida más de los deseos de agradar de los jugadores que de la consolidación de un sistema de juego. Anoche había que resolver el partido como fuera.