Carl Lewis ya es el hombre más rápido del mundo mundo
Carl Lewis ya lo ha conseguido. Es, desde ayer, oricialmente, el hombre más rápido del mundo. Le bastaron 44 zancadas y media. Estados Unidos recuperó así la hegemonía universal en la prueba reina de la velocidad. Sus tres hombres de color coparon el podio. El campeón olímpico, Wells, quedó tras ellos. Fue una nueva demostración de que la raza negra está mucho más capacitada para poder desarrollar velocidades próximas a los 40 kilómetros por hora cuando la carrera ya está lanzada Smith y King, segundo y tercero, estudian en la universidad de Alabama, el estado más racista de Estados Unidos.
Velocidad natural, fuerza, elasticidad, potencia muscular, resistencia, relajación y motivación les,sobran a los hombres de color. Y aunque el hombre blanco llegue a reunir todas estas cualidades, imprescindibles para desarrollar la más alta velocidad permitida a la raza humana, nunca podrá tener el formidable sentido de la relajación que tiene el hombre negro.En los 100 metros, la fuerza de impulsión y la frecuencia del apoyo y la amplitud de la zancada son el catecismo. Lo normal es que se sacrifique la frecuencia por mejorar la amplitud. La búsqueda de un mayor número de apoyos por segundo agarrota al corredor, al ser la frecuencia de carácter nervioso. La amplitud al ser de carácter muscular, se puede mejorar con la potencia, y Lewis la tiene.
Festival americano
Carl Lewis lo tiene todo. Su salida semeja la de Borzov con las caderas por encima de los hombros; inmediatamente saca a relucir su potencia para aumentar la longitud de cada zancada, acelera progresivamente hasta los 60 metros y luego es capaz de sostener la velocidad con una frecuencia que no está al alcance de todos.
Sólo los hombres de su raza pueden acercarse. Por eso ayer, en la primera gran final de los mundiales, el podio volvió a tener el mismo color que en los Juegos Olímpicos de México, gracias a Lewis y a dos estudiantes de la universidad de Alabama, el estado más racista de la Unión.
Lewis manifestó que tanta alegría como su victoria le produjo el haber subido al podio dos compatriotas suyos "porque hemos demostrado ser los mejores corredores del mundo". El campeón reconoció que su marca no fue buena -hubo 0,3 de viento en contra-, pero significó que fue la mejor realizada en la historia del estadio olímpico de Helsinki. Lewis reafirmó que no participará en 200, "me quiero concentrar en los relevos y la longitud".
El recordman mundial, Smith reconoció la insatisfacción que le ha producido la derrota, "pero al fin y al cabo", dijo, "ha sido ante un corredor tan excelente como Lewis. Lo fantástico es que tres americanos subiéramos al podio". King se conformó con el bronce, pero anunció que les espera en los Juegos de Los Angeles.
La final de velocidad femenina quedó desdibujada con la lesión de Evelyn Ashford, que pagó caros sus 10.99 de las semifinales después de haber quedado agarrotada en las series de ayer. Marlies Gohr fue una excelente campeona porque sus 10.97 se quedaron a 18 centésimas del récord del mundo en una carrera realizada con 0,5 de aire en contra y a nivel del mar. Evelyn, cuando logró el récord mundial, contó con todas las ventajas a su favor.
La otra final disputada, la de triple salto, fue un espectáculo por la presencia de Banks. Este atlela logra la concentración con el batir de las palmas del público y hace posible la participación de los espectadores en cada uno de sus saltos.
Fue, además, una gran final con constantes expectativas: Banks logró 17,08 en el primer intento y 17,18, en el segundo; Hoffman, 17,18 en el tercero, 17,35 en el cuarto y 17,42 en el sexto, en el que Agbebaku hizo 17,18. Hoffman, próximo a cumplir los 24 años, estableció la séptima mejor marca mundial de todos los tiempos, a dos centésimas de histórico soviético Saneiev.
La participación española de ayer no tuvo opción al triunfo. Trabado fue eliminado en 800 metros al ser quinto en su semifinal con 1.46.85; Alonso en la de 400 fue 6º con 49.91, y Pilar Fernández en la de 3.000, duodécima con 9.10.86. Consiguieron, respectivamente, los tiempos números 10, 13 y 21 de sus semifinales. Todos estuvieron en sus marcas, que resultan insuficientes para competir con las grandes estrellas.
La caída de los dioses
Ayer fue Evelyn Ashford. El domingo, Alberto Juantorena y Sara Simeoni. Los tres tenían las máximas aspiraciones en los mundiales. Los tres abandonaron la pista en camilla. Los tres eran figuras, consagradas. El infortunio se cebó en ellos.Cuando Evelyn rodó por la pista en el momento en que alcanzaba el máximo de revoluciones se llevó las manos a la parte interior de su muslo derecho. Era la clásica rotura fibrilar de los velocistas: La zona que más sobrecarga el esfuerzo no lo resistió. Todos pasan por el mismo trance tarde o temprano. A Evelyn le llegó en el momento más inoportuno. Tenía que vencer ayer para acreditarse como la mujer más rápida del mundo, porque como rival estaba Marlies Gohr. Estará dos meses y medio inactiva.
Juantorena y Simeoni cayeron porque ya no tienen veinte años. La lesiones se ceban en los músculos que acumulan un trabajo exhaustivo sin descanso. Las fibras más preciadas de los deportistas, educadas con el entrenamiento a estirarse hasta el infinito, no son ya capaces de soportar otro gesto que resulte violento.
Juantorena resbaló y los ligamentos del tobillo y un hueso metatarsiano se partieron en dos. Le aguardan un mes de escayola y dos meses y medio de recuperación. Simeoni, en su carrera hacia el 1,87, tuvo una distención. La banda muscular de su pierna izquierda acusó falta de entrenamiento. Su precipitada reaparición la obligará a un mes de descanso.
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