La vida es un derecho
Felicito a Luis Sáenz de la Calzada por la forma tan inteligente con que en su artículo La vida es un derecho (EL PAÍS, 25-7-83), utiliza los datos científicos. No le felicito, por el contrario, por la conclusión adoptada. Por lo visto, de la probabilidad mínima que tiene una persona de ser ella misma y no otra, se desprende que la vida carece de valor, en vez de concluir que su valor es máximo, puesto que ha surgido como consecuencia de un hecho irrepetible que la convierte en un ser único.El que durante unos meses (se han sacado adelante fetos de cuatro meses y 500 gramos de peso) el feto dependa de la madre, al parecer, es razón suficiente para negarle todo derecho. Pero lo más llamativo del artículo es que el autor desconozca la diferencia elemental que existe entre un embrión y un tumor. Cualquier estudiante de EGB conoce esa diferencia, y no porque se les adoctrine en las aulas, sino porque se lo enseñan sus libros de texto.
Resulta increíble que personas tan demócratas utilicen argumentos tan demagógicos. Supongo que será porque es la única manera de justificar lo injustificable. /
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.