Perdón por el castigo
Resulta bastante penoso tener que castigar a los sufridos lectores de esta columna con una repetición casi lineal de los términos en los que se ha venido abundando durante los últimos días. Sin embargo la realidad, en este caso, deja bastantes pocos resquicios para que la imaginación pueda triunfar. El mercado de acciones viene mostrando un comportamiento desesperantemente lineal y falto de alicientes, donde el único aspecto que puede ser objeto de una mención especial es la absoluta falta de beligerancia de compradores y vendedores. Este comportamiento es, en definitiva, el origen de la atonía que se respira en las salas de operaciones, y la causa de las brevísimas operaciones que mostraban la mayor parte de los precios de los valores que se contrataban.La actuación estelar de la mañana correspondió a los valores siderúrgicos, cuyo índice particular mejoró en el mercado madrileño 7,57 puntos. Las mejoras de Fasa y Bendibérica tuvieron un papel predominante en esta evolución, que por aparatosa tampoco tuvo una importancia transcendental en la andadura del mercado por cuanto sus valores no acostumbran a ser incluidos en las listas de mayor capitalización bursátil ni en las de actividad contractual elevada.
Los grupos tradicionales se conformaron con asumir un cómodo sesteo, basado en la comentada indiferencia de compradores y vendedores, aunque el predominio, eso sí, de forma discreta, correspondió a los recortes.
Los valores del sector eléctrico aparecen paralizados sobre sus actuales precios. Su tradicional poder de convocatoria aparentemente ha quedado disipado. Los corros en los que se contratan estos corros aparecen a diario anormalmente despoblados, y el negocio se limita al cruce de unos cuantos miles de títulos, marcados por el signo de la obligación.
Tampoco se le pueden reputar grandes iniciativas a las acciones bancarias. Con predominar el número de acciones puestas a la venta, los saldos resultante no consiguieron superar la categoría de ridículos. Los 39.075 títulos de saldo vendedor conjunta para las siete grandes entidades, en el mercado madrileño, habla por sí sólo del escaso interés que viene despertando la contratación de estos títulos. Como también ponen claramente de manifiesto los deseos de tranquilidad de las propias entidades que se aplicaron con fruicción a repetir los precios precedentes de sus acciones. Sólo el Vizcaya rompía esta sinfonía monocorde y asumía un repliegue de tres enteros en su cotización en la Bolsa de Madrid.
Con todo sobre estos valores se centraron algunos de los comentarios más extendidos de la reunión. En unos casos eran los próximos dividendos como las 32 pesetas que pagará el Santander los primeros días de próximo mes, o el Popular que satisfará, en las mismas fechas, 25,20 pesetas en concepto de complementario del pasado ejercicio y 42 pesetas como primer a cuenta del presente año. En ambos casos se trata de cantidades líquidas para el accionistas. La prevista emisión de bonos del Banco Exterior fue otro de los puntos de encuentro en los comentarios de los habituales del mercado. Al parecer esta entidad tiene solicitada autorización para emitir 1.800 millones de pesetas en estos títulos, que resultarán al 99% para los actuales accionistas, y que tendrán una primera oportunidad de amortización al 103% de su valor nominal, o de canje con una rebaja de 20 puntos sobre la cotización de las acciones, a los tres meses de su emisión, que previsiblemente se realizará el próximo mes de septiembre.
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