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Desestabilizar el Vaticano, posible objetivo del secuestro de la joven Orlandi

Juan Arias

El Papa volvió a pedir ayer, desde su residencia veraniega de Castelgandolfo, oraciones por la joven Emanuela Orlandi, de 15 años, hija de uno de los empleados de los apartamentos pontificios, secuestrada en Roma hace más de un mes sin que existan aún pruebas seguras de que sigue con vida. Juan Pablo II afirmó que "la joven está ya en el corazón de todos y su problema se ha convertido en un asunto de fámilia". No dijo nada más esta vez, ni hizo ningún llamamiento a los secuestradores.Se habla ahora de que la verdadera finalidad del secuestro no es la liberación de Alí Agca, el terrorista turco que atentó contra el Papa, sino la desestabilización del Vaticano. Y es que parece ser que toda esta increíble historia ha entrado en una nueva fase, tras haberse cumplido (el 20 de julio) el plazo dado por los que tienen prisionera a Emanuela para liberarla o matarla.

Los nuevos elementos de esta segunda fase son, sobre todo, dos. Primero, la investigación del secuestro acaba de pasar de las manos de la magistrada Margarita Gerunda, que había intentado imponer inútilmente la censura a la Prensa sobre esta historia, al juez Domenico de Sica, considerado el mayor experto en terrorismo nacional e internacional y en grandes secuestros. Segundo, el hecho de que la familia Orlandi ha dejado todo el asunto en manos de un abogado muy famoso, experto en derecho internacional y economía, Gennaro Egidio, que llevó ya el caso de la ex baronesa Janette May de Rothschild.

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