Discreta mejora al cierre de las reuniones
Con una discretísima mejoría concluyó la contratación semanal en las bolsas españolas, sometidas especialmente al efecto de la retirada de algunas órdenes de venta que preferían afrontar el fin de semana con cierta tranquilidad. De esta circunstancia se aprovecharon especialmente los valores bancarios, que se aplicaron con un cierto nivel de fruición a forzar las pertinentes repeticiones, mientras que los valores industriales, y en concreto los siderúrgicos, continuaban asumiendo a su entera satisfacción su papel de protagonistas de las reuniones.La desconfianza de los inversores sigue siendo una de las características más importantes de estas reuniones. Los volúmenes de contratación están descendiendo hasta niveles ínfimos, y los especialistas continúan centrando su atención y sus desvelos en los chicharrillos que, por el momento, continúan dando un juego más que aceptable.
Las evoluciones en el tablón de cambios de los valores considerados como importantes resulta un tanto desesperanzador. Bancos y eléctricas se limitan a cubrir el expediente diario, procurando perder en el intento las menores posiciones que les resulte posible. De aquí en adelante se considera un lujo cualquier tipo de estrategia alternativa, y en general sus cuidadores prefieren olvidar cualquier tipo de posibilidad alternativa, antes que buscarse complicaciones adicionales. Porque la realidad es que "si la oferta permanece calmada no hay que buscarle las cosquilla? círculos próximos a estas sociedades.
La evolución de los cambios de algunas sociedades incluídas dentro del grupo de hierros está rozando ya la apoteosis. Evidentemente en un mercado como el actual no hace falta que les toquen mucho las palmas a los inversores para que se animen, y tan pronto como han sido capaces de detectar algunos indicios racionales de que alguna de estas compañías pueda ser objeto de alguna operación de las que están mas de moda, las OPAS, se han lanzado sobre estos valores de forma casi indiscriminada, y sin fijarse demasiado hasta donde llegaban sus precios, en la confianza de que siempre existirán inversores menos avisados, pero al menos igual de ambiciosos, que entren a las liquidaciones anteriores a las rebajas de precios.
Parece cierto que alguno de los grandes bancos estudió hace no muchos días la posibilidad de realizar una serie de ofertas públicas de compra de acciones que afectase a más de una sociedad. Pero también reconocen estos mismos comentarios que los aires del Palacio de la Magdalena han hecho reconsiderar a sus promotores la conveniencia de realizarlas en un plazo inmediato, ante lo que han decidido cumplir con el rito casi sagrado de las vacaciones estivales agosteñas.
Por otra parte los rumores sobre las posibles repercusiones bursátiles que puedan tener futuras decisiones de la Administración entorno a las posibilidades de los bancos de mantener títulos propios en sus respectivas carteras de valores, comienzan a afectar, aunque de forma marginal, las expectativas de estos títulos. Cada vez son menos los inversores que se arriesgan a tomar posiciones en acciones de estas entidades, mientras que tampoco sus responsables parecen contar con las autorizaciones necesarias para realizar unas políticas bursátiles más agresivas.
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