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Reportaje:Salud

La primera succión placentera

El amamantamiento produce una satisfacción psicofísica y emocional entre la madre y el niño

Con la primavera, millares de niños al mundo han venido y, aunque cada cual sabe como ha sido, conviene recordar algunos aspectos básicos en torno a un tema que es crucial para el recién nacido: la lactancia. Y comencemos diciendo que toda madre que no esté imposibilitada de amamantar a su hijo, sea por enfermedad o por insuficiente volumen de leche -lo cual es muy infrecuente y generalmente no irreversible-, debe optar por este sistema de alimentación en beneficio de la salud psíquica y física de su pequeño.El recién nacido se sentirá más protegido e identificado al succionar de ese cuerpo que hasta hace poco le cobijó, y cuyos latidos, calor y respiración le son tan familiares. Ninguna tetina de goma podrá proporcionarle tan íntimo vínculo con su madre, ni tan placenteras sensaciones. Nutritivamente hablando, la leche materna resulta muy superior a la de vaca o a cualquier preparado industrial, porque su contenido se ajusta a las necesidades del niño: le proporciona proteínas en suficiente cantidad para asegurar su crecimiento, pero sin excederse en ello como le ocurre a la leche de vaca (motivo por el que hay que diluirla). Resulta más digestiva porque sus grasas son insaturadas y no aporta tan excesiva cantidad de minerales (la leche de vaca contiene seis veces más fósforo y cuatro veces más calcio), que no pueden ni deben ser asimiladas por el bebé, sobrecargando la función depurativa de sus riñones. La leche materna contiene lactosas, que es el azúcar natural que favorece la asimilación de las proteínas y del calcio, regula el buen funcionamiento intestinal, impidiendo los procesos infecciosos. Abundando en sentido parecido, hay que reflejar que sólo la leche materna proporciona las defensas antiinfecciosas que requiere el recién nacido, como corrobora el hecho de que en algunos países asiáticos hubieran de abandonarse los productos lácteos que cierta reputada multinacional choco -alimentaria suiza había conseguido introducir como alimento básico para los lactantes. Se comprobó que los estragos que las epidemias estaban causando sobre bebés se debía a que éstos estaban indefensos ante toda infección al habérseles privado de la leche materna. Tampoco le faltan a ésta vitaminas, cuando la dieta de la madre es generosa en la ingestión de frutas y verduras, así como otros alimentos de gran valor vitamínico, lo cual hace innecesario que tome complejos polivitamínicos. Sobre este deleite por los fármacos, hay que hacer notar que el consumo que la madre pueda hacer de ellos es igualmente peligroso durante el embarazo que durante el amamantamiento, porque durante este último período las sustancias tóxicas que aquélla ingiere son expulsadas con la leche. Así, la madre que dé el pecho deberá prescindir del consumo de antibiáticos (cloranfenicol, sulfamidas, tetracilina ... ), analgésicos (incluida la popular aspirina, en todas sus variantes), los psicofármacos (antidepresivos, antipsicóticos), espasmolíticos (atropina), las hormonas (estrógenos, contraceptivos hormonales y anabolizantes y hormonas tiro¡deas) y estimulantes (café, té, alcohol, tabaco ... ). Otros consejos generales para las madres lactantes es que realicen ejercicios moderados al aire libre, que tomen sol, que utilicen sostenes bien ajustados todo el día (evita dolorosas hinchazones y la flaccidez de la poslactancia). Asimismo deben evitar las comidas que repercuten negativamente sobre la calidad de la leche, por lo que éstas habrán de ser de lo más simples, digestivas, nutritivas y sanas. Entre los alimentos a evitar durante este período y sólo durante este período podemos citar las coles, el ajo y la cebolla.

Entre las ventajas inherentes al amamantamiento, aparte de las ya señaladas, cabe reflejar que ayuda a la madre a recuperar su armonía psicorisica y emocional, disminuye el riesgo de cáncer de mama, suele retrasar la aparición de la regla (lo cual evita más pérdidas de sangre, que ya fueron considerables durante el parto, y que no favorecerían la recuperación del organismo) y, por último, activa la involución del útero. En cuanto a los niños les evita la tendencia a la obesidad y a la arteriosclerosis, siendo destacable que las bronquitis alérgicas son 17 veces más numerosas entre los lactantes de bote, en los cuales se producen con mucha mayor frecuencia complicaciones digestivas.

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