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Reportaje:

Actuaciones xenófobas, vejatorias e intimidatorias de la policía alemana contra emigrantes españoles

La policía de extranjeros del "estado libre" de Baviera negó la nacionalidad alemana a un español, a quien acusa -sin dar razones de ser "extremista de izquierda". En varios estados federados de la RFA se somete a un vejatorio dictado de alemán a los extranjeros que solicitan la legitimación de residencia" en el país.Un funcionario de la Embajada de España en Bonn comentó esta línea de actuación policial con la expresión: "Parece que tratan de intimidar a los emigrantes para conseguir así exportar el paro a los países de origen de la emigración".

El fallecido político británico Winston Churchill acuñó la frase de que "en un Estado democrático, cuando llaman a la puerta a las cinco de la mañana, es el lechero". Varias familias españolas, residentes en Weinheim (41.700 habitantes) y Schwetzingen (18.400 habitantes), en el estado federado de Baden-Wurtemberg tuvieron que saltar de la cama el pasado 22 y 24 de junio, poco después de las cuatro de la madrugada. No era el lechero, sino grupos de policías uniformados y de paisano, que realizaban una redada contra presuntos extranjeros sin permiso de residencia y de trabajo. Con discreción en algunos casos, pero con altanería y arrogancia en otros, la policía recorrió las dependencias de familias que llevan ya más de 20 años en la RFA. Los niños se despertaron atemorizados ante las linternas de la policía, que les enfocaban en busca de trabajadores ilegales.

"Cómo la Gestapo buscaba a los judíos"

Una joven española, peluquera sin trabajo, que vive desde niña en la RFA y habla mejor alemán que español, comentaba que "me dio un vuelco el corazón y por primera vez comprendí lo que nos explicaron en la escuela de cómo la Gestapo buscaba a los judíos".

El portavoz del Ministerio del Interior del estado federado de Baden-Wurtemberg, Rickhoff, justificó a EL PAIS las medidas adoptadas, que responden a "una orden general para encontrar trabajadores extranjeros ilegales.

En verano, el día, a efectos policiales, comienza a las cuatro de la madrugada, y los controles se hacen a esa hora porque durante el mediodía no tendrían eficacia".

Rickhoff cree que la visita de la policía en la madrugada es beneficiosa para los afectados, "porque de esa forma los vecinos no se dan cuenta. Si se hacen los controles durante el día, la gente protesta, porque los vecinos luego comentan lo ocurrido". Los controles domiciliarios se realizaron sin mandato judicial, con sólo una orden del jefe local de la oficina de Orden Público. Para Hans Heckinann, jefe de la oficina de Weinheim, la medida fue "un control normal en defensa de los intereses de nuestro estado. En otra acción, que se llevó a cabo en abril, hubo oportunidad de detener a dos traficantes de droga y a una prostituta".

"Se trataba de dos turcos", advierte el funcionario, que insiste en la legalidad de los controles, "según el artículo 25, párrafo primero de la ley de Policía de Baden-Wurtemberg".

En esta ocasión, la redada dio resultado negativo y ni un solo emigrante ilegal cayó en manos de la policía. Heckmann justifica los controles de madrugada en casa de familias que llevan casi 20 años de residencia y trabajo ordenado en la RFA, "porque la experiencia nos dice que los ilegales buscan precisamente su escondrijo en las casas de los que llevan más tiempo en Alemania".

Los emigrantes atemorizados temen las represalias

En el consulado español de Stuttgart se recibieron informes de los capellanes españoles, que dan cuenta de que "los emigrantes están atemorizados y no se atreven a dar publicidad de lo ocurrido por temor a las represalias".

En alguna de las casas de españoles, el control de la policía duró hasta 20 minutos, mientras niños de tres y siete años eran arrancados del sueño a esa hora -las cuatro de la mañana-, en que "a efectos policiales empieza el día en los meses de verano", como explicó a EL PAIS el Ministerio del Interior de Baden Wurtemberg, estado donde gobierna con mayoría absoluta la Democracia Cristiana (CDU).

El embajador de España en la RFA, Eduardo Foncillas, presentó una nota verbal ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, para protestar por el trato dado por la policía a los emigrantes. La respuesta que dará la policía, según anticipó a este periódico, es que la acción fue administrativamente correcta, con arreglo a la normativa vigente.

Un vasco que osa pedir la nacionalidad alemana, también en el sur de la RFA, en el "estado libre" de Baviera, Joaquín Aguirre Beguiristain, de 45 años, que reside desde hace 23 en Nuremberg, solicitó la nacionalidad alemana. Aguirre explicó a este periódico que "llevo mucho tiempo aquí y quizá me quede para siempre. No basta trabajar en el país para tener plenitud de derechos. Yo me siento agusto aquí y quiero poder ejercer el derecho de voto y estar plenamente integrado".

De nada le sirvió a Aguirre su actividad en el sindicato del metal. Sus 23 años de residencia y su puesto de vicepresidente del Consejo de Extranjeros de la ciudad de Nuremberg a la hora de acceder a la nacionalidad alemana. De forma escueta y categórica, el Gobierno de franconia central, en el "estado libre" de Baviera, negó a Aguirre la nacionalidad alemana, "porque, al estudiar su solicitud, los organismos de seguridad nos comunicaron que usted es conocido como extremista extranjero".

El sacerdote Alberto Torga, capellán español de Nuremberg, declaró a EL PAIS que "si hay una persona moderada y apreciada en Nuremberg, es Joaquín, que es buena persona en todos los sentidos".

En la Oficina Laboral Española de Nuremberg le describen como "un muchacho cojonudo, sencillo, muy moderado, correctísimo, educado y sindicalista activo. Me asombra lo que ha pasado".

La notificación oficial, con la negativa a conceder la nacionalidad alemana, va acompañada de la advertencia de que Aguirre puede recurrir contra la medida, pero que, si se rechaza el recurso, "tendrá que contar con unas cargas de 1.477 marcos (84.000 pesetas). Por eso le recomendamos que retire su petición de nacionalización".

"Extremistas extranjeros"

La negativa y el calificativo de "extremista extranjero" indignaron a los que conocen a Aguirre, que desde hace 19 años trabaja en la misma empresa y vive en una residencia católica de la ciudad. La Prensa local se ocupó del caso y hasta un concejal de los socialcristianos bávaros (la CSU de Strauss) calificó a Aguirre como "uno de los más razonables en el Consejo Asesor de Extranjeros", del que el emigrante vasco es vicepresidente. En el periódico de Nuremberg, el prelado alemán Konrad Nicol, de la residencia católica donde vive Aguirre, hizo una declaración en defensa del este vasco que osó pedir la nacionalidad alemana. El sacerdote católico escribe que Aguirre "es un hombre sosegado, que cumple sus deberes comunitarios de forma concienzuda y jamás tuvo una disputa o diferencias con otros. Acude regularmente a su trabajo y mantiene un contacto amistoso con los residentes de mayor edad. Nunca tuvo un enfrentamiento con ninguna de las más de 18.000 personas que pasaron por la residencia". Otra carta de los lectores del periódico dice que "Aguirre es un demócrata activo y que, con la acusación de extremismo, el Gobierno quiere atacar y difamar a un activo sindicalista".

Aguirre pide que se le presenten los cargos en que se basa el Gobienio para calificarle de "extremista extranjero" y negarle la nacionalidad. Las autoridades de Baviera se limitan a sostener la acusación, sin dar pruebas. Todo se basa en informes obtenidos por los servicios secretos.

El sindicato del metal de la RFA ha ofrecido a Aguirre sus servicios jurídicos, para defender su honor y tratar de conseguirle la nacionalidad alemana ante los tribunales.

Las investigaciones de este periódico permiten aventurar la hipótesis de que los servicios secretos de Baviera consideran a Aguirre "extremista de izquierda" por su actividad en el Partido Comunista de España (PCE), al que Aguirre no pertenece actualmente. Para los servicios secretos de la RFA, el PCE figura clasificado como "grupo extremista extranjero".

Las redadas de Bader-Wuertemberg y el caso Aguirre no son más que la punta de un iceberg de xenofobia que recorre la RFA. Ante la persisiencia del paro, los emigrantes se han convertido en el chivo expiatorio de todos los males de la economía de la RFA.

Las declaraciones festivas y solemnes, con ocasión de las visitas de miembros del Gobierno en Bonn y Madrid, son una cosa, y el comportamiento xenófobo de la policía de la RFA con los trabajadores españoles, es la otra cara -la real- de la moneda. A los emigrantes que intentan hacer valer sus derechos en la RFA se les somete a toda clase de vejaciones. La ley de Extranjeros de la RFA permite a los que residen más de ocho años en el país solicitar la 9egitiniación de residencia", que concede un permiso de residencia más estable y no necesita renovarse anualmente.

El español Francisco Cabello Águila solicitó la legitimación de residencia", tras 23 años de vivir en la RFA. La policía le exigió que se presentase a un dictado de alemán.

El periódico del sindicato metalúrgico denuncia en casi todos los estados federales la práctica de estos dictados para conceder la "legitimación de residencia". A un turco se le negó porque había cometido dos faltas: olvidó poner un punto sobre la i y escribió "estación" con minúscula. En alemán, los sustantivos se escriben con mayúscula, y quien lo ignora no es digno de la Iegitimación de residencia".

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