Léyenda contra historia
El cine americano ha tratado en diversas ocasiones de la batalla de El Álamo. El último en hacerlo fue John Wayne, en un filme que convierte este de Frank Lloyd en una versión imparcial y sensata de los hechos, exenta de racismo. Con la ayuda de Ernst Borgnine y del magnífico Sterling Hayden, Lloyd procura que El último comando tenga el aliento épico de la aventura, de la colonización y justifica la misma a partir de la crueldad del general Santana.Hay que tener en cuenta que las consecuencias de la batalla de El Álamo son la conquista, por parte de Estados Unidos de América, de más de un millón y medio de kilómetros cuadrados hasta entonces mexicanos, que las razones que se esgrimieron para tamaña apropiación van desde un antecedente de la doctrina hitleriana del espacio vital, formulada como "dentro del destino de nuestra raza está el extenderse por ese territorio" -son palabras textuales del vicepresidente Calhoum-, hasta la cínica y abierta confesión de, que se necesitaban nuevos territorios para poder vender el stock de esclavos acumulado.
El secretario de Estado norteamericano declaraba: "Si nos tocara la suerte -y espero que así sea- de adquirir Texas, el precio de los esclavos aumentaría".
Pero no todo el mundo equiparaba libertad y esclavismo, colonización y expolio. El general Ulises S. Grant, uno de los héroes de la guerra de Secesión, afirmaba que "no creo que haya existido nunca una guerra más inicua que la que Estados Unidos hizo a México. Me avergüenzo de mi país al recordar aquella invasión".
Y otra persona, a quien 100 años más tarde el senador McCarthy confundiría con un comunista peligroso, autor de frases antinorteamericanas -el incidente se produjo al leer alguno de los párrafos de la Constitución de Estados Unidos de América-, esa persona, que no es otra que el entonces senador Abraham Lincoln, diría: "Henos mandado al general Taylor a un lugar donde vivían pacíficos mexicanos para encender la guerra. Nos hemos apropiado de la mitad del territorio mexicano, y el presidente todavía insiste en que debe mantenerse la nacionalidad de México. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que nos apoderemos de todo su territorio?".'
Esa es una pincelada sobre la verdad histórica de la que no habla La última orden, que se limita a ser una premiosa y modesta glosa de los civilizados colonos que soportaban la arbitrariedad sangrienta de Santana. La falta de medios con que fue rodada le proporciona una disculpa.
La última orden se emite hoy a las 16.00 horas por la primera cadena.
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