La Universiada-83, ensayo de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984
La Universiada-83, que terminó con la tragedia inesperada del accidente sufrido por el saltador soviético Sergei Shalibashwili, aún en coma profundo, con vida vegetativa, ha sido un ensayo general, a un año vista, de lo que serán, a toda máquina, los próximos Juegos Olímpicos de Los Angeles-84. Muchos de los atletas que estuvieron en Edmonton y consiguieron o rozaron récords mundiales serán ganadores en la gran urbe californiana.
Quien no podrá serio ya nunca será el saltador georgiano, que continúa siempre en estado crítico, aunque estable, ayudado a vivir artificialmente. Su madre aún no ha llegado desde Tiflis y en el Hospital de la Universidad de Alberta sólo esperan su presencia para que dé el permiso de retirarle el respirador. En Canadá ya se hubiera hecho, pero los delegados soviéticos se han negado por el momento.Las grandes distancias de la pequeña, pero extendida, ciudad nueva de Edmonton, la más poblada al norte de Canadá, han sido todo un entrenamiento para el año próximo. El Canadá anglófilo, salvo en sus habitantes, más acogedores y orgullosos del acontecimiento que los del siguiente olímpico del sur, pero incluso con tanta mezcla de razas, puede extrapolarse al Estados Unidos californiano. No en vano estuvieron en la capital de la provincia de Alberta varios. observadores del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos (LAOOC), que sólo se habrán asustado del gran dominio de la URS S. El nivel deportivo, con, la irregularidad ya tradicional de esta máxima competición universitaria, ha sido bueno en general, y mejor en natación qué en atletismo, perjudicado éste por las condiciones climatológicas y la lógica cercanía del Campeonato Mundial de Helsinki. Los Juegos Mundiales Universitarios no pueden pasar nunca de ser más que unos Juegos Olímpicos B.
Discrección española
Edmonton ha sido una buena prueba de fuego para el deporte mundial en el año preolímpico. No para España, que de nuevo con una representación mínima, obtuvo tres cuartos puestos en atletismo y un séptimo en el baloncesto femenino. Una actuación bien discreta, acorde con el pobre nivel universitario existente. Y ha Vuelto a ser una lástima, porque aunque en los distintos campeonatos mundiales o europeos de cada deporte se reúnanlos mejores especialistas en las respectivas modalidades, no existe por el momento en el mundo una competición polideportiva que pueda tener el nivel más elevado, por debajo de los Juegos Olímpicos, en 10 deportes a la vez.En los próximos Juegos Panamericanos de Caracas, del 14 al 29 de agosto, sólo Estados Unidos y Cuba subirán la cotización al máximo. En los siguientes, los Mediterráneos de Casablanca, entre el 4 y el 17 de septiembre, las cotas estarán mucho más bajas, con sólo Italia, Francia, Yugoslavia y España en primera fila. Mucho mejor nivel tuvieron los Juegos de la Commonwealth de Brisbane, y similar, aunque con más países, los Asiáticos de Nueva Delhi, donde sólo China y Japón pueden destacar.
En la Universiada no sólo estuvieron segundos equipos porque únicamente ésos fueran universitarios en sus países o porque los números uno se reservaran para otras competiciones. A Edmonton fueron muchos países como piedra de toque para esas mismas, competiciones o como lanzamiento para los Juegos Olímpicos. Bastantes atletas triunfadores o colocados allí sonarán también en Los Ángeles, e incluso en los próximos Mundiales de Helsinki, para los que se reservaron otros porque en alguna reunión intermedia podían sacar más beneficio. Es la eterna canción del amateurismo marrón.
En los Bislet Games de Oslo, el 28 de junio; en la reunión de Lausana, el 30; en Estocolmo, el 4 de julio; en los World Games de Helsinki, el 6, incluso con el incentivo del lugar; en los Oslo Games, de nuevo en la capital noruega, el 9; en Hengelo, Holanda, el 12; hoy mismo en los Talbot Games de Londres, y en la reunión Nikaia de Niza, el lunes 18, no se tocará precisamente el Gaudeamus igitur ni se darán simplemente medallas conmemorativas. Se da dinero contante y sonante, aunque sea de forma tan sibilina como diciendo que se hace a través de las federaciones. La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) cierra los ojos, como ante el tema del doping, y ya está todo solucionado.
Primo Nebiolo, presidente de muchas cosas, pero como más importantes de la IAAF y, de la FISU (Federación Internacional de Deporte Universitario), es otró latino astuto, como Samaranch, que domina el primer deporte olímpico y sabe regatear en los problemas como el presidente del COI. Lo mismo que éste aplaza los problemas que no le interesa abordar, corno el de Suráfrica, o les da soluciones diplomáticas, Nebiolo tampoco se queda atrás. En Edmonton, se lavó dos veces las manos. La primera, universitariamente, para decir que la FISU no tiene competencia para garantizar la participación a ninguna organización, ni siquiera de sancionar, pues el universitario lo es antes que deportista; la segunda, atléticamente, sobre el tema del doping. Cuando se le preguntó que ya es de dominio público el doping del 50% de los atletas de elite y que no está debidamente controlado, salió por los cerros de Úbeda. Aquí no hay laboratorios, y, según el. presidente de la IAAF, tampoco en el resto del mundo, y ese es el problema. Naturalmente, la culpa no es suya, sino de las federaciones nacionales, añadió. Las mismas que cobran el dinero de los atletas. El deporte internacional está lleno de Pilatos, porque la patata caliente que ya sabe a dinero, doping y demas cosas, no es fácil quitársela de encima.
La URSS, que no va a las reuniones donde dan dinero, porque sus atletas no lo necesitan y ya lo tienen en graduaciones militares y similares, arrasó en la Universiada, pero no precisamente en atletismo. En natación, por ejemplo, ganó 22 títulos de 29, 10 de los masculinos, donde sólo se le escaparon cuatro, dos de ellas las de 200 y 400 estilos de la gran figura canadiense Alex Baumann, que quedó a cuatro y dos centésimas de los récords del mundo. En mujeres, con Larisa Laricheva, acaparadora de cinco medallas de oro, ganó 12 y 14. Sólo se le escapó la mariposa.
Estados Unidos, arrollado
Estados Unidos, con un equipo demasiado joven, fue arrollado. Creyó que podría responder a los soviéticos, pero no fue así. Sí hubiera ido la RDA, que se reserva para los europeos de Roma, su derrota habría sido aún mayor. Estados Unidos falló en casi todo, salvo en individualidades, como en el flojo tenis. O en saltos de trampolín y palanca, con Louganis, y en el equipo de baloncesto femenino, que sorprendentemente vengó al masculino, aunque no estaba la URSS. Ésta, salvo en waterpolo, pasó bastante de los deportes de equipo, pues perdió totalmente el voleibol masculino, donde quedó quinta. Pero otras razzias soviéticas lo compensaron. En ciclismo, por ejemplo, ganó nada menos que 10 títulos de 12.
El voleibol tuvo color latinoamericano, con los triunfos de Cuba y Brasil, síntoma de que la técnica, en países con atletas de musculatura explosiva es la revolución. En baloncesto masculino, Canadá salvó sus Juegos, pues vencer en dos días a Estados Unidos y a Yugoslavia no se da fácilmente.
China entró tímidamente en la gran competición, pero anunció progresos en deportes en que era completamente desconocida y confirmó su valía en otros. Acabó en sexto lugar general, con cinco títulos, y ya en liza con los mejores: la URSS, que se paseo con sus 59 (y casi 120 medallas en total), a los dos lados del río Sakastchewan, por donde empezó la vida de esta ciudad cuando se construyó Fort Edmonton a sus orillas" y no, había carreteras ni tren. Estados Unidos, con 12 y poco más de 50 totales, quedó lejos, y no se podrá descuidar así en los Angelés-84, donde como cualquier anfitrión tendrá mucha más fuerza de la ya suya normal. Le siguieron, ya muy lejos, Canadá e Italia (nueve títulos) y Rumanía (seis).
En total, el atletismo resultó más repartido, pues, aunque dominó también la URSS, con seis triunfos masculinos y ocho femeninos (donde casi aplastó), consiguieron uno Japón, Bélgica, Cuba, Canadá, Italia, Polonia y Tunicia. En mujeres, tres victorias rumanas, dos británicas y una norteamericana, alemana e italiana. Nigeria fue la gran confirmación con sus calidades en las distancias cortas y en los saltos largos. Cinco títulos con sólo ocho atletas fue todo un récord que puede enrojecer de vergüenza a Estados Unidos, que ganó las mismas con un número de atletas 40 veces mayor.
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