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La representación de EE UU rozó el ridículo

La URSS no fue tan protagonista victoriosa ayer. Volvió a ganar el triple de medallas de oro que nadie (9 en total de las 15 en disputa), pero hubo otros vencedores y sufrió derrotas significativas en voleibol y esgrima. Salnikov, de nuevo fue el rey de la piscina, al estar a punto de bajar una vez más de los 15 minutos en los 1.500 libres. La actuación de la representación de Estados Unidos roza el ridículo. España al fin, destacó en atletismo al clasificarse para las semifinales de 400 vallas Azulay y Casabona, y para la final de 1.500 Vera y Benjamín Fernández. En baloncesto femenino, resistió; perdió ante China por 72-67.

, ENVIADO ESPECIAL, La URSS tuvo ayer dos serios disgustos. Perdió, primeramente, la final de florete por equipos en esgrima frente a Italia, y, después, por 3-2 ante Francia en voleibol. La primera derrota incluso cabía dentro de lo posible, pues Italia ha traído a la Universiada a su mejor equipo, el que la representará en los próximos mundiales de Viena, a finales de agosto. Por algo ha ganado todas las armas, menos el florete femenino. Pero la de voleibol fue una de las bombas de la jornada. Los soviéticos no habían venido en baloncesto porque temían una derrota, lo mismo que en voleibol femenino, donde está la inasequible China.Los atletas españoles estuvieron muy bien ayer, al clasificarse para la semifinal de 400 vallas y la final de 1.500 metros con bastantes buenas marcas. Casabona lo hizo por tiempo, pues fue quinto de la primera serie, la más rápida, con 51.23. Azulay demostró que puede superar el récord de España de 49.81. Muy suelto, se dejó ir tras la última valla, hizo 50.87, tras el senegalés Ba (50.68).

Sólo el soviético Kharlov, ganador de la prueba de Casabona con 50.25, y el suizo Wild, segundo con 50.40, hicieron mejores tiempos. En 1.500, Benjamín Fernández, que logró su mejor marca personal con 3.42.95, y Andrés Vera, en una serie más lenta, con 33.45.04, fueron quintos, el último puesto que clasificaba.

La jornada tuvo cuatro nuevos triunfos soviéticos de las siete finales, tres de ellos femeninos. En heptatlon, con la favorita Ekaterina Smirnov (6.350 puntos), ante la única rival de entidad, la alemana occidental Sabine Everts (6.291); en 100 vallas, con Natalia Petrova ante su compatriota Biserova; en 400, con Pinigina, a dos segundos de las marcas de Marita Koch o la Kratochvilova.

El único título masculino fue el del saltador Paklin, que con 2,31 hizo la cuarta mejor marca del año.

La gran confirmación fueron los tres triunfos nigerianos, cuya estancia en Estados Unidos les sienta de maravilla. Uti, por ejemplo, sorprendió al campeón olímpico Markin en los últimos metros y ganó con 45.32, mientras los decepcionantes norteamericanos Nix y Tabron, primero y segundo en los pasados campeonatos norteamericanos de Indianápolis, clasificatorios para los mundiales de Helsinki, eran tercero y cuarto, con 45.53 y 45.82.

En 100, Chidi Imoh, con un final tremendo, se impuso al canadiense Williams y a los otros dos norteamericanos, Graddy y Scott. El viento desfavorable, de casi un metro por segundo, perjudicó las marcas. Ocurrió lo contrario en longitud, donde el tercer nigeriano, Yussuf Alli, aprovechó una racha a favor de 1,41, dentro del límite de 2 permitido, y se fue hasta 8,21 en su segundo salto. Y no hubo más porque el norteamericano Spry quedó en 7,91.

No había sido el día de Estados Unidos, pero es que, salvo en baloncesto masculino, y en alguna individualidad como Louganis, tampoco es su Universiada. Hasta las dos Chinas, grandes especialistas de saltos de palanca, Lu Wei y Zhou Jihong, aventajan tras la primera ronda de saltos a las campeonas mundiales Wendy Wyland y Megan Meyer. Todo les sale mal.

Terminó la natación

La natación terminó como empezó, con el dominio de la URSS en general, el fracaso norteamericano, y una nueva hazaña del canadiense Baumnn, plusmarquista mundial de 200 metros estilo, que si en 400 quedó a dos centésimas de la plusmarca del brasileño Prado, ayer le faltaron cuatro, 2.02.29 contra 2.02.25.

La Unión Soviética volvió a ganar tres títulos de los cinco en disputa, con lo que sumó un total de 22 de los 29 en la piscina. Sólo se le escaparon dos de los 12 femeninos, pues ayer también ganó los 100 mariposa la australiana Woodhouse, como antes los 200, en ausencia de la norteamericana Meagher. De los 15 masculinos, los soviéticos ganaron 10. Estados Unidos sólo obtuvo el de 200 libres por medio de Hayes.

Salnikov fue la traca final soviética, con un 1.500 en solitario según es habitual, y cercano a bajar de esa barrera de los 15 minutos, que ya ha conseguido tres veces. Sumó 15.02.83, lejos de sus 14.54.76 del pasado febrero en Kharkov, pero es difícil hacerlo mejor cuando Semenov, segundo, quedó a 26 segundos.

Lo de los norteamericanos es de lamento, pero no sólo en natación, donde han venido con un equipo experimental. No se comprende cómo pueden admitir una derrota, tan agobiante en todos los deportes. La URSS lleva ya 43 medallas y está en otra galaxia, pero es que Italia, que ni es Estados Unidos, ni ha traído 400 atletas como ellos, lleva una medalla más de oro, como Rumanía y Canadá.

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