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La Universiada sigue sin establecer grandes récords

La Unión Soviética, que se turbó algo ayer en Edmonton por el molesto acoso a que está siendo sometida por la representación ucraniana, no perdió el ritmo ganador en la Universiada, incluso con atletas ucranianos. Si el día anterior había sido Natalia Yurchenko, la reina de la gimnasia, ayer fueron el lanzador de martillo Yuri Tamm y el nadador Segei Fesenko, que en los 200 mariposa se sacó la espina de su cuarto puesto en los 400 estilos. La universiada sigue sin establecer grandes récords.

La URSS no lo ganó casi todo porque se suspendieron las finales de persecución en ciclismo a causa de la lluvia, Pere ganó las dos de velocidad y triplicó en número de medallas a Estados Unidos, que, al menos, sumó dos de oro. Pero sólo tiene tres, como Canadá, Italia, Rumania, por 35 de la impresionante URSS. La poco agraciada soviética Irina Larichecheva obtuvo su quinta medalla dorada en natación al ganar en los 800 metros libres, pero la realidad es que no se le puede dar un mérito extraordinario, pues la ausencia de las mejores alemanas orientales y norteamericanas aquí, en el estilo libre, le ha permitido pasearse. Ayer, aunque Maribeth Linzmeier, la única estadounidense capaz de hacerle frente, se encotraba ausente, Kim Linehan estuvo a punto de derrotarla, cedió en los dos últimos largos después de marchar por delante setecientos metros. Ninguna de las dos bajó de 8-40, lejos de unos 8-35 que se precisan a gran nivel, y lejísimo de los recientes de la última revelación de la RDA, Astrid Strauss, récord europeo el 18 de junio, con 8-29-62, o de otra marca legendaria en la natación, los 8-24-62 de la australiana Tracey Wickham, ya retirada.La pileta es magnífica y buena prueba de ello es el magnífico nivel general de marcas conseguidas. Hoy mismo, en la jornada final de la natación, por ejemplo, Alex Baumann pudo batir su récord mundial de 200 estilos, tras haber quedado hace cuatro días a dos centésimas del de 400. Ayer, Fesenko hizo unos magníficos 2-00-38, segunda mejor marca mundial de año para ganar en 200 mariposa ante el británico Hubble y el neozelandés Mosse, todos de la elite mundial, aparte, naturalmente, del impresionante Michael Gross. El alemán occidental está destacadísimo, con sus 1-58-22 y 1-58-37, de los campeonatos de la RFA, a finales de junio, en Hannover, con los que superó sucesivamente su propio récord de Europa, 1-58-85, establecido al ganar el año pasado el título mundial en Guayaquil. Entonces, Fesenko fue segundo a seis centésimas. El soviético perdió, en 1981, su récord de Europa de 1979, 1-59-34, ante el propio Gross, su bestia negra desde entonces. El alemán hizo 1-59-19 en Split y ya, antes de Guayaquil, 1-59-00 en Darmstadt. Lo curioso es que por el medio se metió el americano de turno, Craig Beardsley, derrotado por ambos en los mundiales, pero aún con la plusmarca, 1-58-01 desde 1981.

Las otras dos medallas que completaron el cuadro ganado ayer en la natación por la URSS fueron también obtenidas por sus nadadoras. Laricheva no necesitó intervenir, ni hubiera podido, materialmente, en el último relevo de los 4x100 estilos, e Irina Gerasimova completó su dominio tras el 400 en el 200 individual, aunque en ambos casos la RDA y Petra Schneider sean de otra galaxia.

El título que se les escapó a los soviéticos, pese a su fuerte representación con Shemetiv y Kuznetsov, el campeón olímpico, fue la de 100 espalda masculino. El canadiense West, octava mejor marca mundial de 1982, hizo una carrera espléndida, remontando en los últimos cincuenta metros a Shemetov, que le había superado por dos centésimas en el viraje (27-12 por 27-14). Kuznetsov siempre fue tercero y terminó así en 56-74 por 56-64 del canadiense y 56-71 de su compatriota. Este año sólo ha hecho mejor el alemán oriental Richter, 56-56 en sus campeonatos nacionales de Gera. West, sin ser Baumann, es un nuevo rey aquí.

Triunfos EE UU

Estados Unidos, la gran decepción de la Universiada hasta ahora, tuvo al menos un día aceptable ayer, con las dos medallas de oro ganadas por Louganis en el salto de trampolín y por el lanzador de peso Carter, así como por el espectacular del triunfo del equipo de baloncesto masculino sobre Cuba. Louganis, para acabar su exhibición, en la pileta de salto, antes de seguir mañana en la palanca rígida de diez metros, rozó otra vez la perfección en el trampolín de tres. En un triple mortal hacia adelante, de. máxima dificultad (coeficiente 3,3, cuatro jueces le puntuaron con 9, lo más alto, uno con 8,5 y dos con 8,0) superó al segundo, el soviético Drozhin, que logró derrotar a los dos excelentes chinos, Tan Liangde,y Li Kongzeng, nada menos que en 65 puntos.

El atletismo sigue de mala racha. El tiempo en Edimonton es muy variable y aunque ha habido dos días de sol y temperaturas de más de 25º, ayer comenzó a caer agua y a soplar un viento muy desagradable, lo peor para las pruebas atléticas. El panorama, además, es poco halagüeño, pues las previsiones son de que el empeoramiento durará dos jornadas más. Bajo la lluvia, Mike Carter, un norteamericano que ha decidido dejar el fútbol-rugby, para intentar ser campeón olímpico, lo pasó mal para ganar con unos pobres 19,74. Pero en la laguna del círculo bastante hizo ante el yugoslavo Saracevic, 19,66, y el soviético Smirnov, 19,61.

En otras otras tres finales de atletismo se repartieron los triunfos la URSS, como no, que se llevó el martillo, un dominio suyo de casi siempre en el que sólo se ha metido últimamente una temporada el alemán occidental Riehm. Yuri Tamm, también ucraniano, quedó lejísimo de los 80 metros, sólo con 76,82. El también británico Wir, le quitó la plata al otro soviético, Pastukhov, en el quinto intento, con 74,10, por 7,38, ambos a diez metros del último récord mundial de Litvinov, mientras el español Gimeno cumplía sobradamente con dos tiros de 66,80, que le dejaron sexto de ocho participantes. Hornillos, como era de esperar, fue eliminado en 400, al ser séptimo en su semifinal, con 47,33.

La rumana Craciunescu se impuso en disco femenino con 6,56, dominando siempre la prueba ante las dos soviéticas, Akhremenko, 62,62, y Urakova, 58,28, a la que no pudo alcanzar la alemana occidental Manecke, también muy regular sobre los 57 metros. Y en la mejor final de la desapacible tarde, donde la otra revelación fue el poderío de Nigeria en el sprint, que sumado al ya conocido de 400 metros, pondrá difícil hoy los triunfos norteamericano o canadiense en los 100 y 400 metros; la británica Kinch dejó sin el triunfo en el hectómetro a Angela Taylor, teóricamente la gran favorita. Acreditada con 11-00 el año pasado, sólo superada por Mrlies Gohr y Evelyn Asford, así como por la también alemana oriental Barbel Wockei, no se esperaba su derrota.

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