'Como ella sola', los excesos del melodrama
Después del éxito de su primera película -El halcón maltés-, el contrato de la Warner obliga a John Huston a dirigir In this our life (Como ella sola), película de prestigio montada a partir de los nombres de las dos protagonistas y el de Ellen Glasgow, escrítora feminista especializada en frescos históricos y cuadros de costumbres, presentados siempre desde un ángulo satírico.A Huston, que es un director de estilo tan escaso como fuerte personalidad, no debió parecerle demasiado interesante un proyecto tan alejado de sus obsesiones temáticas y se limitó a ilustrar el guión de Howard Koch, asistiendo impávido a la batalla que libraban Bette Davis y Olivia de Havilland para zamparse a George Brent y Dermis Morgan, batalla de la que salen victoriosas a base de recurrir a todos los excesos melodramáticos.
Como ella sola se emite hoy a las 22
00 horas por la segunda cadena.
No podía ser de otra manera. Huston siempre ha sostenido que a los actores hay que darles un amplísimo margen de libertad, que sean ellos quienes dibujen el personaje. La malvada y la buena -Davis y Havilland- de la Werner no desaprovecharon la ocasión, desmeleñándose ante la fría mirada del cineasta. Si Como ella sola conserva un cierto atractivo al margen del que le confiere la presencia de las estreHas, se debe al año en que fue rodada - 1942- y a ese sistema de estudios en pleno funcionamiento que asegura un estándar de calidad muy elevado.
Existía una retórica, unos estilemas narrativos, una serie de re cursos comunes a todos los cineastas, que no remitían a la realidad, sino al propio mundo cinematográfico, de manera que el melodrama más desaforado podía redimirse porque la imagen existía, autónomamente, respetando leyes propias.
En cualquier caso, la firma de Huston es aquí un hecho anodino que no debe hacemos pensar en Fat City o La jungla del asfalto, sino más bien en El bárbaro y la geisha o La Biblia.
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