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Anulada la sentencia contra el militar acusado de fabricar bolígrafos-pistola

El Consejo Supremo de Justicia Militar ha anulado, por defectos de forma en el proceso, la sentencia del Consejo de Guerra que condenó en abril de 1981 al teniente coronel Alejandro Molinero Cámara a seis años y un día de prisión, por un delito consumado de depósito de armas de defensa, y a seis meses por un delito de fraude, según informa la agencia de noticias Efe. Tras la anulación, el sumario deberá ser instruido nuevamente y, por lo tanto, se celebrará otro Consejo de Guerra.La razón esgrimida por el Consejo Supremo de Justicia Militar consiste en que la causa no fue instruida por un juez togado, por lo que todas las diligencias posteriores no son válidas y deben ser efectuadas nuevamente. Fuentes del Ministerio de Defensa comentaron que, de acuerdo con los estudios realizados por expertos jurídicos del departamento, la decisión del alto tribunal militar es "lógica" y la misma "no esconde ningún trasfondo". Por su parte, el teniente coronel señaló ayer a este periódico que aún no conocía oficialmente la decisión del Consejo Supremo.

Alejandro Molinero fue procesado por estar acusado de fabricar en su propio destino militar varios bolígrafos-pistola sin el conocimiento de sus superiores. Posteriormente, en algunos medios se comentó que algunas de dichas armas habían sido distribuidas entre grupos ultraderechistas, extremo que nunca llegó a confirmarse. Dictada la sentencia, el propio Consejo de Guerra propuso entonces al Gobierno que la pena de seis años y un día le fuera rebajada a un año, por la desproporción "entre la escasa gravedad de los hechos perseguidos y las circunstancias favorables de orden personal que concurren en el procesado y la pena impuesta".

Por su parte, el teniente coronel recurrió la sentencia del Consejo de Guerra ante el Consejo Supremo de Justicia Militar, cuyos integrantes han adoptado la decisión de anular la sentencia esta misma semana.

El jefe mílitar, de 58 años de edad, perteneciente al Arma de Ingenieros, se encontraba destinado en un acuartelamiento de la provincia de Madrid, en el que existía un taller con maquinaria adecuada para fabricar los mencionados bolígrafos-pistola, capaces de disparar balas de pequeño calibre.

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