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Hoy, elecciones en el Reino Unido

Los conservadores, a punto de conseguir resultados históricos

Soledad Gallego-Díaz

Más de 42 millones de electores británicos decidirán hoy si conceden un nuevo mandato de cinco años a la primera ministra conservadora, Margaret Thatcher. Los sondeos indican que la dama de hierro puede obtener la victoria más arrolladora registrada en el Reino Unido desde 1931, con una mayoría de cerca de cien escaños en el próximo parlamento. La oposición tradicional, el Partido Laborista, completamente desmoralizado, lucha por la segunda plaza en cuanto al número de votos, codo con codo con la recién nacida Alianza Liberal- Socialdemócrata, aunque a la hora de la verdad -traducción de votos en escaños- los socialistas saben que no hay casi ninguna posibilidad de que la Alianza les alcance.Estas elecciones han sido, posiblemente, una de las más extrañas que se recuerdan en el Reino Unido en este siglo. Los electores tienen que elegir, fundamentalmente, entre dos programas contrapuestos y radicales: euromisiles o desarme nuclear unilateral, reducción del gasto público o masivas inversiones estatales para crear empleo, privatización de la compañía de teléfonos o más nacionalizaciones. Para algunos británicos se trata de elegir, como afirma el escritor John Braine, entre "una pierna rota o un cáncer de huesos". Parece, sin embargo, que la mayoría no tiene dudas: la pierna rota (Thatcher es mejor).

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Futuro preocupante

La previsible marea conservadora preocupa en ambientes intelectuales y económicos. Cinco años más de gobierno thatcheriano, enfrentado a una oposición débil y desunida, pueden dividir profundamente a la sociedad británica, que cuenta ya con 3,5 millones de parados. Algunos comentaristas estiman además que un éxito personal arrollador de la primera ministra puede tener como consecuencia el ostracismo del sector conservador moderado y el ascenso a puestos de gran responsabilidad de los halcones. Las advertencias de unos y otros no parecen haber hecho mella en el elector medio británico que, según todas las encuestas, va a confirmar su confianza en la primera ministra, Margaret Thatcher.

Confianza conservadora

Margaret Thatcher rebosa confianza. Rodeada de felicitaciones y parabienes anticipados, la primera ministra no deja de insistir en que desea una victoria lo más abrumadora posible para poder llevar adelante sin vacilaciones su política económica y de defensa y que "muestre a todo el mundo la solidez de Gran Bretaña".Una gran victoria conservadora sería acogida, sin duda, con gran satisfacción en la OTAN y en Estados Unidos, porque Margaret Thatcher es una decidida defensora de la instalación de los euromisíles sí no prosperan las negociaciones con Moscú. El derrumbe laborista, que puede obtener su peor resultado desde 1931, sería achacado, entre otros motivos, a su programa de desarme nuclear unilateral y a su negativa a aceptar los nuevos misiles norteamericanos. La primera ministra presentará su triunfo como el del rechazo a las teorías pacifistas y se colocará en una buena posición frente a las previsibles protestas que desencadenará la llegada del primer misil de crucero, anunciada para finales de este año.

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Veinticuatro horas antes de conocer los resultados -el complicado sistema de recuento no permitirá saberlos antes de bien entrada la madrugada del viernes-, la atención se centra en tres puntos: ¿superará realmente el Partido Conservador los 400 escaños, como predicen los sondeos?, ¿hasta dónde bajará el voto laborista?, ¿se consolidará la Alianza Liberal-Socialdemócrata como tercera fuerza política?

Duelo laboristas-Alianza

Si la Alianza consigue acercarse al voto socialista, o incluso superarlo, como sugieren algunas encuestas, se podrá decir que se ha abierto una nueva era en la política británica. Habrá que contar entonces seriamente con una formación no tradicional, como es el Partido Socialdemócrata (SDP), que nació hace sólo dos años, en 1981, gracias, a la fuga de varios diputados laboristas moderados.La prueba de fuego la va a constituir hoy el número de votos que reúna el SDP, más que el número de escaños, ya que, dadas las características del sistema electoral británico, no existe una traducción automática entre unos y otros.

Los británicos no votan por listas provinciales o directamente para elegir un primer ministro. Votan a los candidatos (uno por cada partido) que se presentan en las respectivas circunscripciones. Quiere decirse que lo importante son las circunscripciones en las que gana cada formación política aunque sea por un solo voto, porque supone un escaño más.

Este procedimiento electoral es el que hace prácticamente imposible romper el tradicional bipartidismo parlamentario del Reino Unido.

Los sondeos y proyecciones indican que la Alianza, que puede llegar a tener más del 24% de los votos, posiblemente alcance sólo 19 escaños, mientras que el Partido Laborista, con un 28% o 30% del voto, puede estar representado en el próximo parlamento por unos 200 diputados.

Lo más probable es que el partido de Margaret Thatcher alcance, con un 43% al 46% de los votos, más de 400 escaños en un parlamento que tiene 650. En 1979 los tories lograron una mayoría de 21 escaños en un parlamento de 335, con el 43,9% de los votos emitidos por el pueblo británico.

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