La dirección del PSOE estudia la disolución de la organización del partido en Granada

La ejecutiva regional del PSOE de Andalucía decidirá hoy sobre la disolución del partido en Granada después de la derrota sufrida por la candidatura oficialista a la Diputación provincial, según declaró ayer, en Málaga, el secretario general del PSOE de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla. El lunes también estudiará el caso la ejecutiva federal.

La exigencia de dimisión en un plazo de 12 horas, la incoación de un expediente de expulsión y la supresión provisional de la militancia son las primeras medidas adoptadas ayer por los órganos de dirección provinciales, regionales y federales contra los 11 diputados electos en una lista alternativa, del total de 16 que corresponden a los socialistas en la Diputación granadina. De no cumplirse la exigencia de dimisión, con casi absoluta seguridad, hoy se decidirá la disolución del PSOE de la provincia.Rodríguez de la Borbolla comparó el conflicto de Granada con una travesura de un hijo hacia un padre, "con la diferencia de que, mientras normalmente el padre soporta al hijo, en este caso la solución no es la de soportarse". "Las reglas de juego democrático en el PSOE", añadió el secretario general, "son los estatutos. Todos tienen que acatar las decisiones de los órganos de dirección, porque, de lo contrario, el partido se convierte en un medio para acceder a posiciones de poder de personas concretas".

El secretario general del PSOE de Andalucía añadió que, además, en Granada se ha dado una considerable inmadurez política y un afán de notabilitis de personas que por llegar a un cargo público se creen capacitadas por sí mismas para decidir por su cuenta. Nosotros no queremos que esa enfermedad, que ha sido causa de desaparición de algunos partidos, sirva para la inoperancia del PSOE".

Democracia y disciplina

En opinión de Rodríguez de la Borbolla, las medidas adoptadas y la posible disolución no significan acabar con la crítica interna en el partido y con su existencia en Granada. "Nos regimos por una democracia participativa, no asamblearia. Cada cuatro meses, los órganos de dirección se someten a las críticas de los militantes a través de los comités de control. En caso de que las declisiones no se acaten, hay una indisciplina, y si ésta es colectiva, el único instrumento de que dispone el partido es la disolución. La disciplina es la otra cara de la democracia. Hay un procedimiento para tomar decisiones y otro para que se cumplan".Rodríguez de la Borbolla reconoció, por otra parte, el peligro de que, una vez en el poder, "las instituciones se conviertan en pequeños reinos de taifas independientes de la estrategia global del partido"; "este peligro hay que atajarlo antes de que produzca una crisis permanente y cada cargo público intente qué sus posiciones prevalezcan sobre las del partido". En su opinión, este peligro no viene de una falta de atención de los dirigentes, a su vez cargos públicos, sino porque "el pasar, en seis años, de la clandestinidad al poder político, exige una acomodación de comportamientos que hay que llevar a cabo con rapidez".