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Entrevista:

Roca apuesta por un tercer partido reformista junto a PSOE y AP

Pregunta. ¿Qué incidencia tendrá en la operación reformista que proyecta usted su nueva tarea al frente de la secretaría general de Convergència? ¿Se aleja de este proyecto porque lo considera ahora, tras las elecciones municipales, menos viable?R. Ni mucho menos. La incidencia de CDC en el partido reformista pasa necesariamente por nuestra credibilidad en Cataluña. Existe, por tanto, una operación principal y prioritaria, las elecciones a Parlament, y es evidente que ello, requiere un esfuerzo por mi parte. Ya dije hace meses a mis compañeros de proyecto que iba a dedicarme a las elecciones catalanas. Trabajar al frente de la secretaría general de Convergència como delegado de Jordi Pujol no significa que vaya a abandonar mi dedicación al Partido Reformista Democrático. Esta operación ya tiene tina dinámica propia, a cuyo frente está una gestora recientemente constituida.

P. ¿Ha sido entonces, por el contrario, un factor determinante para que dirija la reorganización de su partido?

R. No tiene nada que ver. Precisamente con mi designación para la secretaría general se invalidan toda clase de especulaciones, tanto las que afirmaban que la operación reformista era algo sólo mío, como la desconfianza de mi partido en la operación. CDC me tiene tanta confianza que me coloca en este cargo. Respecto a la política española, mis nuevas tareas suponen que quiero seguir ayudando a la recomposición del espacio de centro, sin ocultar lo que soy, ni desde dónde lo quiero hacer. Lo contrario seria travestismo político, contrario a mi ética.

P. Puesto que es usted el impulsor de la reorganización de su partido y del PRD, dígame cuál debe ser el papel de Convergència en la creación de esta nueva fuerza política.

R. Es una pregunta delicada. Por razón del papel que las elecciones han otorgado a CDC en la política española, le ha correspondido un protagonismo en la defensa de esta operación reformista que quiere mantener, pero desde una postura de respeto: por un lado, respetando la propia sustantividad del partido reformista; en un segundo término, sin diluir la personalidad de CDC. Esto pasar por la vía de los pactos futuros, electorales y poselectorales, estables, que sirvan para definir una oferta común para el conjunto de la sociedad española.

P. ¿Y su propio papel? ¿El de líder absoluto?

R. Una comisión que nace, como la gestora del PRD, necesita unas imágenes personales que identifiquen el producto. He insistido en -que este liderazgo puede tener mucho de provisional, en la medida en que surjan otras personas de confianza. Estoy dispuesto a asumir el liderazgo que me corresponda, pero hago hincapié en que quiero huir de cualquier protagonismo y dar por contra una sensación de ayuda.

P. ¿El que esté usted desde hoy al frente de Convergència debe entenderse como la unánime aceptación de este proyecto reformista por parte: de sus compañeros de dirección y de las bases?.

R. Convergència está de acuerdo en que no hay nada que aconseje no seguir con el intento de crear un partido como éste. Las decisiones más profundas deben formalizarse cuando el proceso esté ultimado, de cara ya a las próximas elecciones legislativas. En el Consell Nacional del partido celebrado este domingo pasado no se planteó ninguna resistencia; se evidenciaron especticismos, pero nadie dijo que fuera malo o no conveniente.

P. ¿Sique creyendo en la viabilidad de la operación reforma después de que la bipolarización se haya consolidado tras las municipales? ¿Considera que algo así lo puede protagonizar un catalán?

R. No me he encontrado con ninguna especial resistencia por mi condición de catalán. La idoneidad de la operación es sorprendente, se demuestra interés desde todas partes; otra cosa son las presiones del PSOE y AP que intoxican sobre la suerte y el futuro del proyecto. Puedo garantizar que la gente dice que somos necesarios. Y no tan residuales como los críticos afirman. En el PRI) están en estos momentos la Coalición Galega, que es la tercera fuerza municipal en Galicia, la Unión Mallorquina de Albertí, que ha obtenido buenos resulta dos en estas municipales, Convergència Canaria, PDL, Partido Independiente de Almeria y representantes -venidos de UCD o neófitos en política- de Murcia, Extremadura, Asturias, Santander, Aragón y de diversos puntos de Castilla. Con respecto a la bipolarización he de decirle que para dentro de cuatro años hemos de aspirar a que exista una res puesta muy amplia favorable a esta operación. Sería bueno para la política española que se crearan tres grandes grupos políticos -PSOE, AP y PRD-, con una cierta homogeneidad. Esto es posible, si a los tres millones y medio de votos que se le han prestado al PSOE se suma la erosión que sufrirá en este tiempo el Gobierno socialista.

P. ¿Y Suárez? ¿Y el PNV?

R. A los vascos les he expuesto mi planteamiento, sobre el que se han pronunciado en términos dispares, aunque Arzallus ha manifestado una conformidad expresa. En estos momentos, el PNV tiene problemas más graves que preocuparse de la búsqueda de un posible interlocutor en la vida política española. Es lógico por lo tanto que posponga decisiones para más adelante. Respecto a Suárez, me parece que sería bueno que lo que él representa pudiera integrarse en esta operación. Sé que esto suscita críticas en uno y otro lado, pero lo sigo diciendo. Mi opinión es que en este espacio reformista no deben existir divisiones, que serían personales y no ideológicas.

En el PRD no se está haciendo una suma de partes heterogéneas, sino una suma de liderazgos comarcales y regionales muy consolidados. Ello conforma una acción de gobierno coherente. Los problemas autonómicos y locales juegan en cada comunidad; en cambio, se suma en la política española. Ahora se habla de solidaridad: ¿qué más sensato que, esta expresión solidaria que se da en una política definida solidariamente en el seno del mismo partido y no a través de equilibrios y transacciones desde el Gobierno, que suelen terminar mal?

Catalanismo con un programa avanzado

P. ¿Un partido claramente y fuertemente nacionalista?R. No. Un partido que, desde su propio catalanismo, ofrece un mensaje de progreso y modernidad al conjunto de la sociedad y se proyecta en el conjunto de la política española. CDC es un partido catalanista, que defiende un programa avanzado, de libertad, con una política progresista que se dirige a un amplio espectro sociológico, y que se deslinda perfectamente de la derecha, inmovilista o nostálgica, y de los socialistas, doctrinarios y poco pragmáticos. Digo catalanista, porque hemos de empezar a entender que la expresión política del nacionalismo es el catalanismo. Tenemos nuestro techo electoral por ganar: hemos pasado tres elecciones con unos 500.000 votos, tres más con 750.000 y ahora entramos en una tercera etapa, en la que espero alcanzar y superar el millón de votos. Para eso no es tan necesario revisar conductas como acompañar nuestra política de realizaciones con un lenguaje de gestos y de explicación simplificada que haga penetrar más esas realizaciones en la propia realidad social.

P. ¿Y la propuesta de Trias Fargas de revisar los planteamientos nacionalistas de Convergència para lograr una sólida implantación entre la inmigración?

R. Creo que Trias Fargas hacía alusión en realidad a lo que yo estoy definiendo como política de gestos, y no a ningún tipo de revisión doctrinal. Pero yo no quiero orientarlo a ningún sector determinado, porque sería tanto como aceptar una hipótesis que no comparto, la de que no crecemos en el mundo de la inmigración. Somos, por ejemplo, la segunda fuerza municipal en la zona industrial del Baix Llobregat. De cara a los inmigrantes, hay dos claras líneas de acción: el Gobierno de la Generalitat debe ayudar a resolver los problemas de calidad de vida, estabilidad económica, y bienestar. CDC debe defender los intereses de estos sectores de la población, como los de cualquier otro. Otros planteamientos supondrían reaccionar ante la acusación de discriminación, con la tentación del paternalismo. Y si lo primero es falso, lo segundo es ofensivo.

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