España consiguió dos hitos: ganar a Yugoslavia y al público francés
No entró. Las esperanzas de la selección española por hacer algo, acorde con su categoría quedaron pendientes de un balón que colgaba de un aro durante un segundo. Pero el balón no entró. España derrotó a Yugoslavia por vez primera en un campeonato oficial. Desapareció el último vestigio de una pasada inferioridad. España está en disposición de ganar a cualquier selección europea y mundial.La defensa individual, la actuación de Iturriaga, la colaboración de un Corbalán -que va camino de acreditar su liderazgo indiscutible como el mejor base europeo-, y la proyección de Epi, fueron circunstancias primordiales para que se produjera un triunfo importante.
Yugoslavia en la primera parte hizo un baloncesto de eficacia, cosechó unos altísimos porcentajes de acierto. Con España, en cualquier caso, quedó asegurado el máximo espectáculo del presente Eurobasket. El público francés lo entendió tan bien que se colocó desde el primer minuto del lado español. Al final, la selección, entre lágrimas y abrazos, tuvo que saludar en el centro de la cancha y devolver sus aplausos al público.
Para derrotar a Yugoslavia hubo que trabajar a fondo. Se dudaba del valor actual de la vieja guardia balcánica, pero estos veteranos pusieron sobre la cancha un ritmo de juego imparable. Tanto Dalipagic como Kikanovic, Zizic y Slavnic rebasaron todas las cifras usuales de aciertos en el tiro a canasta la defensa española, que no era mala, no servía. Díaz Miguel cambió siete veces de sistema zonal (2-3, 3-2 y 2-1-2) hasta que encontró la fórmula del marcaje al hombre.
A los cinco minutos, Yugoslavia llevaba un 16-8 inapelable y Díaz Miguel tuvo que pedir tiempo para detener a Dalipagic. La tormenta se detuvo sólo unos minutos, porque a falta de siete Yugoslavia se puso en 43-30. La única esperanza era que Yugoslavia doblaba en número de personales a España, y eso alguna vez tenía que rendir sus frutos. La entrada de Iturriaga, hombre clave para completar el sistema defensivo, sirvió para que al descanso se llegara con un 54-48 que permitiera intentar el vuelco del marcador.
Díaz Miguel encontró la solución en la defensa, teóricamente más simple, la individual. Corbalán, Epi e Ituirriaga formaron un trío extraordinariamente ágil como para detener la facilidad de enceste de Slavnic, Kikanovic y Dalipagic; éste último, que consiguió 16 puntos en la primera parte, sólo pudo transformar 4 en la segunda, una cifra ridícula para su prestigio, y que dejaba a las claras la trascendencia del marcaje de Iturriaga. Epi colaboraba en la acción sobre Kikanovic (5 puntos en este período) y daba moral a sus compañeros con algunos lanzamientos impecables. Corbalán, por último, lideraba el juego de toda la selección, con fuerza y una capacidad trascendental para castigar al contrario con personales y no fallar ni uno solo de sus lanzamientos.
La segunda parte tuvo al público francés en vilo. A los cuatro minutos, el marcador señalaba un 60-60. El partido comenzaba de nuevo. Ninguno de los dos equipos logró más de tres puntos de ventaja y la alternancia era constante. 60 puntos después, el marcador señalaba un 90-90 a falta de 90 segundos. Toda una eternidad.
A pesar de todo lo que hubo sólo se consiguió un punto: Jiménez de tiro libre. Pero Yugoslavia perdió la oportunidad de ganar. Esta vez la fortuna estuvo al lado de los españoles, al igual que el arbitraje, y el público francés pudo proyectar en la selección española las ansias de triunfo que no puede tener con la suya.
La emoción fue tan intensa que los franceses vitorearon más a la selección española que a la gala en el partido anterior. España, pues, ganó a Yugoslavia y al público francés. Dos hitos importantes para aspirar al podio del Eurobasket-83.
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