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El Barça vende 10.840 entradas para la final de Copa en 9 horas

Los socios del Barcelona agotaron ayer, en nueve horas, las 10.840 entradas que la Federación Española entregó al club azulgrana para la final de la Copa del Rey, que se disputará el próximo 4 de junio en La Romareda de Zaragoza. Las colas para adquirir localidades con plaza de autocar empezaron a formarse a diez de la noche del pasado miércoles. A las dos de la madrugada, cerca de 50 personas se apostaban ya en las escaleras de las taquillas, que se abrirían ocho horas después.

Un minusválido, que responde al apodo de Chicote, había aguantado estoicamente toda la noche para conseguir 14 entradas para sus compañeros, también disminuidos físicos. Cuando llegó a la taquilla le dijeron que sólo reservaban entradas para aquellos socios que se desplazaban en autocar. Él necesitaba entradas para ir en una furgoneta especial. En un principio le negaron las localidades, pero poco después un funcionario barcelonista dio el visto bueno a la venta.Las entradas para los socios que viajarán en coches particulares se pondrán a la venta el próximo martes. Las peñas barcelonistas, que habían pedido 11.619 entradas, tendrán que confiarmarse, de momento, con la mitad, sepín informó ayer Anton Parera, gerente barcelonista. Las peñas retiraron ayer 4.000 entradas.

Las personas que habían madrugado, soportando la larga cola, se quejaban de dos cosas: criticaban a la federación por haber cancedido tan sólo 10.840 entradas al Barcelona. "Estas entradas", decía una socia, "se las tendrían que repartir el Madrid, el Barça y el Zaragoza. A la federación no le debe tocar nada. ¿Para qué? ¿Para qué se las repartan entre todos los chupópteros?...", sentenciaba la señora. La otra queja se refería al Barça. "Somos los más poderosos y resulta que el día que se ponen a la venta unas pocas entradas paira una final sólo se abren tres taquillas. No hay derecho. Si hay 20 taquillas no entiendo por qué sólo abren tres. Esto es una falta de organización y además una pérdida de tiempo para todos", comentó un señor mayor que, con un bocadillo debajo del brazo, contaba ya su quinta hora en la cola.

Parera descolgó el teléfono

Parera descolgó el teléfono de su casa a las dos de la madrugada. "Opté por tal decisión ante las sucesivas llamadas de muchos amigos pidiéndome que les reservara entradas". Joan Vilaseca, jefe de las taquillas del Barcelona, adoptó también idéntica medida. "Me niego en rotundo a reservar entradas. Es imposible". Vilaseca tuvo ayer el gesto generoso de no cerrar las taquillas al mediodía, como estaba previsto. "Mientras ahí fuera haya gente haciendo cola, nosotros seguiremos vendiendo entradas". El horario de las taquillas, de diez de la mañana a una de la tarde y de cuatro a seis de la tarde, provocó en algunos momentos nerviosismio entre los que formaban las colas. A las 12.45 se agotaron las entradas de asiento. Pero poco imporluiba para los que ya llevaban cinco horas de pie. Quedaban generales.Las pocas entradas puestas a la venta provocaron la locura blaugrana. Sin embargo, muchos socios cortaban cualquier mal pensamiento sobre su estabilidad mental susurrando "lo que hay que hacer por el Barça". Esos simpáticos locos sólo pensaban ayer en revivir la historia de Basilea.

Mientras un portavoz del Madrid comentaba ayer que 'la venta de entradas a los socios se desarrolla a gran ritmo y, probablemente, tendremos que buscar más para hacer frente a tantas peticiones", Josep Lluís Núñez, presidente del Barça, intentaba conseguir, en la reunión de presidentes dle clubes, 10.000 entradas más.

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