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Helmut Kohl lanza una severa advertencia a Strauss en el congreso democristiano

El canciller alemán occidental, Helmut Kohl, reelegido ayer presidente de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) con el 95,5% de los votos, afirmó ayer en un discurso ante el 31º congreso de su partido, en Colonia (República Federal de Alemania), que todo el mundo sabe que la sede del Gobierno está en Bonn y allí permanece el centro de decisión política.

Las palabras de Kohl representan una clara advertencia al dirigente del partido gemelo -la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU)-, Franz Josef Strauss, que no oculta sus intenciones de influir sobre la política del Gobierno en Bonn desde una línea de colisión con el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher (FDP).Las claras palabras de Kohl hacia Strauss han sido la única nota llamativa en este armonioso 31º congreso de la CDU, que se inauguró ayer en Colonia. Desde hace días, Strauss había anunciado que para lograr armonía "tienen que tocar todos juntos el armonio". El presidente del Gobierno bávaro lanzó la idea de crear un gremio formado por los presidentes de los tres partidos en coalición (CDU, CSU y FDP) más los jefes de los grupos parlamentarios.

En esta especie de organismo supervisor de la política del Gobierno, Strauss tendría posibilidad de controlar la marcha de los asuntos en Bonn sin resignarse a su retiro en la provincia bávara. Los liberales (FDP) se apresuraron a rechazar la posibilidad de ese gremio controlador. A Kohl tampoco le hace ninguna gracia, pero no puede decirlo abiertamente, para no incurrir en las iras del temperamental bávaro.

El canciller optó por hablar claro ayer en Colonia y lanzó una advertencia a los que se empeñan en mantener la querella dentro de las filas de la coalición de gobierno: habló de las "regañinas egoístas" y de las luchas "cara a la galería en busca de satisfacer los deseos de perfilarse". Estas advertencias las formuló Kohl a democristianos y liberales, pero inmediatamente se dirigió directamente a Strauss, sin nombrarle.

Helmut Kohl le puso ayer una banderilla a Strauss, y ahora el interés se centra en saber la reacción del político bávaro, que hoy deberá dirigir unas palabras de saludo al congreso. Franz Josef Strauss habrá captado la advertencia de Kohl y probablemente no se enfrente abiertamente al canciller, que atraviesa una fase de total adhesión en su partido y amplio consenso en el país.

No cabe duda de que Strauss no olvidará fácilmente y sabrá en el futuro tomarse la revancha en forma imprevisible, como corresponde a su estilo.

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