Críticas de la izquierda y safisfacción en Convergència
La adjudicación de Banca Catalana al pool de grandes y medianos bancos españoles levantó ayer una ola de protestas en diversos medios catalanes, y fue recibida con satisfacción en las filas convergentes.
Algunas fuentes socialistas manifestaban que "el asunto no está zanjado y existe la posibilidad de que el Gobierno ejerza el derecho de tanteo" para convertir la entidad en pública y traspasar luego su control, mediante venta, al sector público catalán. El responsable del área del gobierno del PSC-PSOE, Lluís Armet, manifestó que "no se puede prejuzgar la actuación del Fondo de Garantía de Depósitos, que es sustancialmente de orden técnico. En cambio, debe confiarse en que el Gobierno adoptará con rapidez una solución política viable técnicamente y coincidente con los compromisos programáticos adquiridos". El diputado comunista al Parlamento autonómico, Rafael Ribó, insistía en esta esperanza de que se ejerciese el derecho de tanteo, aunque se mostraba escéptico sobre esa posibilidad "porque todo apunta a que el ministro de Hacienda, Miguel Boyer ha cedido a las presiones de la gran banca española".
En la más dura de las reacciones registradas ayer, Ribó opinaba que la adjudicación decidida por el Fondo "parece indicar que no se exigirán responsabilidades por la gestión del grupo bancario, por lo que objetivamente coinciden los planteamientos del Gobierno con los del nacionalismo conservador de Jordi Pujol".El secretario de la UGT catalana, José Valentín Antón, consideró "más ortodoxa" la venta a los bancos que a La Caixa, "hablando en términos de política financiera", y un portavoz de CC OO de Cataluña se manifestó "rotundamente en contra" de esta solución, que la consideró "la peor" de todas y postuló la nacionalización.
También el Colegio de Economistas se mostró contrario, en una nota pública, a la adjudicación por cuanto "supone la pérdida definitiva de la catalanidad" y al no creer "posible que un conglomerado de bancos pueda infundir una gestión dinámica a una entidad competidora de los propios bancos", lo que haríalpeligrar "la propia supervivencia" de Banca Catalana.
Trias Fargas, a favor
Desde una óptica completamente contraria, Ramón Trias Fargas, ex conseller de Finanzas de la Generalitat, que participó en algunas de las negociaciones de la crisis, manifestó a este diario su acuerdo con la adjudicación realizada. En su opinión carece de fundamento el peligro de troceamiento, "porque las ayudas públicas se han concedido al grupo Catalana y no son repartibles".
También dijo que "no queda excluida la negociación con los bancos para que éstos mantengan en Catalana las características de un grupo catalán. Admito que es difícil", añadió Trias, "pero no imposible".
A las versiones según las cuales la venta al sector privado haría más difícil la depuración de responsabilidades, Trias contestó: "Creo que no hay responsabilidades, como quedó claro tras las juntas de accionistas". El hombre de confianza del presidente de la Generalitat para este tema expresó, asimismo, su satisfacción ante el hecho de que Banca Catalana no haya pasado al sector público, "porque no soy marxista".
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