El imposible voto por correo
Soy -o, mejor dicho, fui- uno de los emigrantes que tuvieron la fortuna de poder participar en todas las elecciones anteriores. Ya es ironía tener que llamar fortuna a lo que es un derecho ciudadano elemental.Porque esta vez me quedo con las ganas. La documentación necesaria para votar no me ha llegado hasta la fecha límite para poder votar por correspondencia.
¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué no funciona una cosa tan sencilla? ¿Hay que suponer que alguien tiene interés en que no vote un determinado grupo de ciudadanos?
Me veo obligado a hacer estas preguntas porque, después de hablar hace un momento con el consulado de Stuttgart, me comunicaron que es enorme el número de quejas y protestas que les están llegando. Si el viejo profesor se quedara en 999.999 votos, que añada el mío mentalmente y hable de un millón. /
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