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Entrevista:ELECCIONES DEL 8 DE MAYOEl candidato del PCE a la alcaldía

Adolfo Pastor: "El ayuntamiento no puede seguir siendo el pariente pobre de la Administracion española"

Pregunta. ¿Cuál es la imagen que ha pretendido ofrecer usted al electorado madrileño?Respuesta. La de presentarme como una persona normal y corriente, joven y capacitada para desempeñar un cargo público. En definitiva, creo que la imagen corresponde bastante a mis características personales. Los asesores de la campaña decidieron que era mejor no distorsionar nada ni pretender adornarme con perifollos electoralistas, y estamos muy satisfechos con el resultado. He huido de emplear tonos agresivos en los debates con los demás candidatos, y siempre he procurado dar más información, conocimiento de los problemas concretos, que promesas demagógicas. Me consta que los vecinos lo han agradecido. Por otra parte, y al margen de falsas modestias, me considero un buen conocedor de los barrios de la ciudad y de las cuestiones que preocupan á los ciudadanos. No necesito andarme por las ramas y puedo hablar en cada sitio de lo que realmente interesa. Respecto al PCE, creo que el partido se está recuperando de la crisis interna, que culminó en el fracaso electoral de octubre. La renovación de parte de la dirección ha sido positiva y podemos alcanzar entre un 7% y un 10% de los votos. No está mal, teniendo en cuenta que hace pocos meses nadie daba un duro por nosotros. Y si el PSOE sigue gobernando como hasta ahora, será más fácil la recuperación.

P. ¿Y qué le han parecido sus principales adversarios en la campaña?

R. El caso de Tierno es particular, porque hay que diferenciarle de su propio partido. Hoy, Tierno es más popular en Madrid que el PSOE, y se lo ha ganado a pulso trabajando muy bien la imagen de un alcalde-padre amantísimo que seduce a la gente. Hay que descubrirse ante Tierno, y yo le respeto mucho. Aparte de eso, si yo fuera alcalde, no me desentendería de los problemas concretos y dirigiría de verdad un equipo de gobierno. Verstrynge no tiene ni idea de lo que es Madrid. Está haciendo una campaña horrible y sucia en muchas ocasiones, y quiere suplir su ignorancia con la agresividad y las acusaciones infamantes. La gota que colma el vaso ha sido su denuncia del "agujero" económico municipal. No se puede hablar más que de mala fe. Los créditós que pide un ayuntamiento sólo son agujeros si no hay dinero para devolverlos, y lo hay. Rosa Posada es lo que se llama una tía maja, pero no da la talla como alcaldesa. Me parece muy bien que el CDS intente consolidar un partido de centro, que es necesario en España, pero van a tener que trabajar mucho, y todavía no tienen gente suficiente. Antonio Garrigues es un caso aparte. No creo que nadie le pueda imaginar como concejal, recibiendo a un grupo de señoras que van a preguntarle sobre las farolas de su barrio; ni él mismo, porque sus aspiraciones son otras. En el PCE tuvimos un problema parecido. Un sector del partido quería un candidato menos desconocido, más popular, como Nicolás Sartorius, pero prevaleció el criterio de que, a la larga, la imagen del partido saldría perjudicada cuando tuviera que abandonar la concejalía.

P. ¿Cuáles son, en opinión de Adolfo Pastor, las cosas que ha hecho mal el Ayuntamiento de Madrid?

R. Vaya por delante que el balance global ha sido positivo. Ahora bien, pienso que el ayuntamiento lo ha hecho bastante mal en cuanto se refiere a la participación ciudadana. Los consejos de distrito han funcionado poco y mal, y decisiones importantes se han adoptado sin consultar la opinión de los interesados. La política seguida con la juventud tampoco ha sido buena. Se han hecho muchos actos, pero para la galería, en plan pan y circo. Aunque los problemas de la juventud no puede resolverlos sólo el ayuntamiento. Es necesaria la colaboración de la Administración central y de toda la sociedad en general. Otro fallo importante ha sido no terminar la reforma administrativa, que quedó paralizada después de la expulsión de Alonso Puerta. El ayuntamiento es todavía un monstruo burocrático, donde cualquier diligencia o trámite tarda mucho tiempo en resolverse.

P. Hace cuatro años, la corporación de izquierdas afirmó que todo estaba por hacer.¿La nueva corporación que salga del 8 de mayo parte deuna base de actuación más cómoda?

R. Pues no tanto de lo que la gente pueda pensar. En Madrid se han puesto los cimientos para el futuro, se han llevado a término una serie de actuaciones de gran importancia. Pero la ciudad es demasiado grande y sus problemas demasiado complejos para que la acción municipal se note en sólo cuatro años. El Plan de Saneamiento Integral es un ejemplo. Sin embargo, y aquí entramos en lo que yo considero la cuestión más fundamental, todavía no existe un marco legal de competencias que permita a los ayuntamientos, a todos en general, responsabilizarse de la gestión de sus municipios. En Madrid, sólo un 20% de los presupuestos son de recaudación directa. Dependemos de las inversiones y de la ayuda de la Administración central. Una promésa que no se ha cumplido es que el transporte lo paguen los beneficiarios, y no sólo los usuarios. Unos grandes almacenes se benefician sin duda de que haya bocas de metro a la puerta, pero nosotros no podemos estudiar ni implantar un nuevo impuesto, porque no tenemos competencias. La ley de Financiación del Transporte es el marco donde se pueden establecer criterios más progresistas, pero eso depende del Congreso, igual que la ley, de Financiación de las Haciendas Locales. Para que el ayuntamiento, pueda acometer un plan de alquileres que ponga las viviendas al alcance de la población, o para la rehabilitación de un barrio tradicional, se necesita dinero, que ahora lo tiene, junto con la competencia legal, el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. El Plan General de Madrid es papel mojado, si no llegan las inversiones públicas. Es absurdo que la construcción de colegios dependa del Minísterio de Educación; ¿quién mejor que el ayuntamiento puede saber dónde se necesita un centro escolar? Es decir, los ayuntamientos todavía son los parientes pobres de la Administración, y dependen de la buena o mala voluntad de los Gobiernos para sacar adelante sus proyectos.

P. Ciertos partidos insisten cada vez más en la inseguridad ciudadana y parecen atribuir responsabilidades al ayuntamiento. ¿Qué puede hacerse desde el gobiemo local?

R. En el caso de la inseguridad ciudadana, es obvio que la policía no constituye una solución. La actuación policial es siempre represiva, y no preventiva. La delincuencia es producto de factores sociales complejos, entre los que destaca el paro, la falta de escolarización o el desarrollo de oportunidades culturales. En la provincia hay 266.000 parados, y el 60% de los jóvenes no tiene empleo. Yo propondría la creación de comisiones mixtas de policía, judicatura, ayuntamiento, vecinos, empresarios, etcétera, para estudiar: el problema en cada barrio y buscar soluciones. Este es precisamente un debate al que nos quiere llevar la derecha; una trampa, en realidad, porque los ayuntamientos no son entes generadores de riqueza. El modelo económico de España reserva a la iniciativa privada el papel protagonista en este aspecto, y los empresarios no invierten, y no por la supuesta amenaza de la izquierda. Tampoco invirtieron con Calvo Sotelo.

P. El pacto municipal PSOE-PCE ha funcionado bastante bien en Madrid, pero los tiempos han cambiado. ¿Cómo contemplan los comunistas sus relaciones con los socialistas en la nueva corporación?

R. En este tema ha ocurrido una cosa curiosa. Los pactos han funcionado bien, efectivamente, y cada partido tuvo que ceder algo en sus posiciones de principio. El PSOE, que no tenía un programa tan elaborado como nosotros, fue quien más cedió. Puedo asegurar que muchos de los proyectos realizados en Madrid son ideas nuestras, pero el PSOE ha tenido la habilidad de presentarlos como logros suyos. El Plan General se hizo desde una concejalía, la de Urbanismo, gestionada por el PCE, pero fue el portavoz socialista quien lo presentó ante el pleno para su aprobación. Han capitalizado ellos solos una gestión común, y ahora tenemos el problema de explicar a la gente que también nosotros hemos demostrado nuestra capacidad. Por eso, en los próximos cuatro años, caso de que se llegue a un pacto, éste no puede limitarse a un simple reparto de delegaciones. El pacto debe basarse en un programa común, con la posibilidad de defender ideas diferentes en los puntos concretos de conflicto que puedan surgir. Cada partido tiene su personalidad y su electorado, y, si hay que polemizar, lo haremos. Hasta ahora hemos pecado de ingenuos y nos hemos hecho corresponsables de cosas que no deberíamos haber asumido nunca.

P. ¿Usted entiende el ayuntamiento como un ente gestor o una institución política?

R. Es obvio que el ayuntamiento tiene que cumplir una función de gestión, entendida como la administración de los recursos de la ciudad. Pero, en contra de los postulados de la derecha, también tiene que servir de cauce y caja de resonancia de las inquietudes sociales de los ciudadanos, que implican posiciones políticas. Partiendo de la idea de que todo lo que afecta a los madrileños debe interesar a la corporación, tenga o no competencias legales, porque es su representante más directo, más a ras de suelo. Temas como el aborto o la existencia de una base militar en Torrejón de Ardoz deben ser debatidos en los plenos municipales. El ayuntamiento debe hacer un esfuerzo considerable para lograr ser el representante de sectores de madrileños que hoy por hoy no pueden identificarse con opciones políticas concretas. Me refiero a los grupos ecologistas, pacifistas, antinucleares, etcétera, que por no contar con organizaciones fuertes propias no disponen de una tribuna municipal como los partidos políticos. La izquierda tiene que ser sensible y recoger estos planteamientos, porque si limitamos el campo de actuación a los programas de los partidos, está claro que el abanico político queda muy estrecho. El PCE ha reconocido como un error, que hemos pagado caro, el relativo abandono de los movimientos de base, de las asociaciones de vecinos, de las entidades juveniles. De lo que se trata es de que esos grupos tengan cabida en el partido, no previa renuncia a sus postulados sino porque el partido amplíe su base social.

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